domingo, 6 de diciembre de 2020

NEHEMÍAS. CAPÍTULO V

 Problemas sociales (Jr 34) 

51La gente sencilla, sobre todo las mujeres, empezaron a protestar enérgicamente contra sus hermanos judíos. 2Unos decían: <<Tenemos muchos hijos e hijas; que nos den trigo para comer y seguir con vida>> 3Otros: <<Pasamos tanta hambre, que tenemos que hipotecar nuestros campos, viñedos y casas para conseguir trigo>>. 4Y otros: <<Hemos tenido que pedir dinero prestado para pagar el impuesto real. 5Somos iguales que nuestros hermanos, nuestros hijos son como los suyos, y, sin embargo, debemos entregar como esclavos a nuestros hijos e hijas; a algunas de ellas incluso las han deshonrado, sin que podamos hacer nada, porque nuestros campos y viñas están en manos ajenas>>.

6Cuando me enteré de sus protestas y de lo que sucedía me indigné y, sin poder contenerme, me encaré con los nobles y las autoridades. 7Les dije:

-Os estáis portando con vuestros hermanos como usureros.

8Convoqué contra ellos una asamblea general, y les dije:

-Nosotros, en la medida de nuestras posibilidades, recataremos a nuestros hermanos judíos vendidos a los paganos. Y vosotros vendéis a vuestros hermanos para que luego nos los vendan a nosotros.

9Se quedaron cortados, sin respuesta, y yo seguí:

-No está bien lo que hacéis. Sólo respetando a nuestro Dios evitaréis el desprecio de nuestros enemigos, los paganos. 10También yo, mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y trigo. 11Olvidemos esa deuda. Devolvedles hoy mismo sus campos, viñas, olivares y casas, y perdonadles el dinero, el trigo, el vino y el aceite que les habéis prestado.

12Respondieron:

-Se lo devolveremos sin exigir nada. Haremos lo que dices.

13Luego me despojé de mi manto, diciendo:

-Así despoje Dios de su casa y de sus bienes al que no cumpla su palabra, y que se quede despojado y sin nada.

Toda la asamblea respondió:

-Amén.

Y alabó al Señor. El pueblo cumplió lo prometido.

14Dicho sea de paso, desde el día en que me nombraron gobernador de Judá, cargo que ocupé durante doce años, desde el veinte, hasta el treinta y dos del rey Artajerjes, ni yo ni mis hermanos comimos a expensas del cargo. 15Los gobernadores anteriores gravaban al pueblo, exigiéndole cada día cuatrocientos gramos de plata en concepto de pan y vino, y también sus servidores oprimían a la gente. 16Pero yo no obré así por respeto al Señor. Además, trabajé personalmente en la muralla, aunque yo no era terrateniente, y todos mis criados se pasaban el día en la obra. 17A mi mesa se sentaban cientos cincuenta nobles y consejeros, sin contar los que venían de los países vecinos. 18Cada día se aderezaba un toro, seis ovejas escogidas y aves; cada diez días encargaba vino de todas clases en abundancia. Y a pesar de esto nunca reclamé la manutención de gobernador, porque bastante agobiado estaba ya el pueblo.

19Dios mío, acuérdate para mi bien de todo lo que hice por esta gente.

Explicación

5 No parece que lo que aquí se cuenta sucediese precisamente en los dos meses en los que se reconstruía la muralla, pero es significativo que se cuente en este puesto. No es probable  que la situación cuajase en tan breve espacio; a lo más, las condiciones del trabajo intenso pudieron agudizar el problema. Si esto fuera así, indicaría que algunos judíos más pudientes aprovecharon el momento para oprimir a sus paisanos.

Tratándose, en cambio, de sucesos que duraban desde hacía tiempo, es significativo que se cuenten aquí, como una de las dificultades internas para la reconstrucción de la muralla. En efecto, un profeta posexílico proclamó en nombre de Dios la necesidad de justicia social (Is 58.6.7.12). De poco serviría levantar un muro en torno a Jerusalén, para protegerla de los enemigos, si dentro de ella dominaba la explotación y la injusticia social. También Jeremías, en un momento crítico de la historia de Judá, había proclamado una manumisión de esclavos como condición para obtener la protección divina (Jr 34,8-22). Nehemías tenía antecedentes ilustres; la reconstrucción común de la muralla no podía convertirse en reconciliación superficial que distrajese de los problemas sociales internos.

Nehemías tenía además la legislación de Israel sobre la justicia social entre los miembros de la comunidad. Baste citar Lv 24,39-43, sobre la esclavitud, y Dt 15,1-11 sobre pobreza y préstamos. Según la tradición del Deuteronomio, Nehemías insiste en que se trata de "hermanos"; por ellos había salido él de la corte, como en otro tiempo Moisés, y ahora los encontraba profundamente divididos (Éx 2,11-14); menos mal que los culpables no rechazan su autoridad, antes escuchan sus amonestaciones.

5,1 Empieza el capítulo con el clásico grito de los oprimidos: Ex 3,7.9; 22,22; Is 5,7; Prov 21,13. Es un recurso legal, que se dirige a los hombres o a Dios y previene la venganza por cuenta propia.

5,2 Es como el clamor de la población de Egipto al visir José. Algunos corrigen una letra y leen: "Tenemos que dejar en prenda nuestros hijos e hijas".

5,3 Los viejos profetas habían denunciado la acumulación de capital y la creación de latifundios por esas hipotecas forzosas de los pobres; lo consideraban verdadera expropiación forzosa. Así crecía un proletariado dentro de Israel. Gn 47,13-14.

5,5 Se trata de una proclamación de "igualdad y fraternidad", en términos que proceden del Deuteronomio y con una referencia o coincidencia con Is 58,7:

- Is: No te cierres a tu propia carne.

- Neh: nuestra carne es como la de nuestras hermanos.

El verbo "entregar" lo usa Jeremías en el contexto de la manumisión de esclavos (Jr 34,11): el mismo verbo en pasiva, en sentido de ser violada, se lee en Est 7,8. Cambiando una letra, algunos leen la última palabra "en manos de los nobles".

5,6 Nehemías "escucha la reclamación" en calidad de administrador de la justicia: la ira indica la decisión de actuar y la línea de conducta.

5,7 No es un profeta ni un legislador, no habla como Jeremías o como Moisés, amenazando o mandando. La primera frase es como una denuncia privada, que justifica la convocación de una asamblea popular.

5,8 Véase Lv 25,35-43.47-55. Nehemías ha actuado como una especie de "redentor" a favor de los judíos esclavizados, con los medios legales de entonces. En cambio, los nobles se hacían prácticamente agentes de mercaderes extranjeros, traficando con la libertad de sus paisanos: es evidente que tal conducta contradice el esfuerzo de levantar una muralla defensiva.

5,9-11 Nehemías propone una especie de "jubileo" o remisión de deudas de los necesitados: en eso consistirá el "respetar a nuestro Dios": "Quien explota al pobre afrenta a su Hacedor" (Prov 14,31) y "Quien cierra los oídos al clamor del necesitado no será escuchado cuando grite" (Prov 21,13). También Jeremías oponía el afán de construir a la defensa del necesitado, en lo cual consiste "el conocer al Señor" (Jr 22,16).

5,12 El juramento se presta en presencia de los sacerdotes; por él la decisión pública queda consagrada. Es lo mismo que vimos en Esd 10,5.

5,13 El gesto recuerda el del profeta Ajías de Siló (1 Re 11,29ss). Equivale a una maldición, que Dios mismo se encargará de ejecutar, por eso todo el pueblo responde "amén", como en Dt 27,12-26. Parece que al final de la ceremonia se canta un himno, por el resultado favorable de la asamblea. "El pueblo", que al principio designaba a la "gente sencilla", al final designa a toda la comunidad.

El problema que se le presentaba al profeta Ageo era diverso: la gente tenía casas mientras el templo estaba en ruinas. Zacarías reprobaba algunas injusticias sociales (Zac 7,9-10) apelando a la hermandad.

5,14-18 El autor aprovecha la ocasión para justificar ante la posteridad su gestión administrativa. Podemos recordar el estatuto del rey que recitaba Samuel (1 Sm 8,11-18): sin llegar a tanto, era justo que quien servía al pueblo viviera del pueblo. Nehemías renuncia a sus derechos y da de lo suyo. La implicación es que los súbditos tendrían que pagar doble impuesto: para el emperador (5,4) y para el gobernador local. O sea, que éstos no recibían un sueldo directamente de la corte, sino que cobraban a los súbditos los tributos correspondientes. Nehemías no pretende acusar de abusos a los gobernadores, aunque lance una acusación contra sus burócratas. Nos preguntamos de dónde sacaba Nehemías tanto dinero para rescatar a los esclavos y sustentar a sus empleados. Muy rico tuvo que venir de la corte imperial para vivir doce años de tal manera.

El cuadro que traza de sí es apologético y nos trae a la memoria la descripción del salmo 112. Las líneas de la confesión de Nehemías son como un "alzar la frente con dignidad". El mismo salmo dice: "Se siente seguro, sin temor, y verá derrotados a sus enemigos", que es el dato complementario de su carrera.

5,19 La invocación se va a repetir en las memorias (13,14.31). Si el salmista pide a Dios para el rey "que se acuerde de todas tus ofrendas" (Sal 20,4), Nehemías apela a sus obras de misericordia.

NEHEMÍAS. CAPÍTULO IV

 41Cuando Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los asdoditas se enteraron de que la reparación de la muralla de Jerusalén iba adelante -pues empezaban a cerrarse las brechas- lo llevaron muy a mal. 2Se confabularon para luchar contra Jerusalén y sembrar en ella la confusión. 3Encomendándonos a nuestro Dios, apostamos una guardia día y noche para vigilarlos.

4Mientras los judíos decían: <<Los cargadores se agotan y los escombros son muchos; nosotros solos no podemos construir la muralla>>, 5nuestros enemigos comentaban: <<Que no sepan ni vean nada hasta que hayamos penetrado en medio de ellos y los matemos; así detendremos las obras>>.

6En esta situación, los judíos que vivían entre ellos, viniendo de diversos lugares, nos repetían una y otra vez que nos iban a atacar. 7Entonces aposté en trincheras detrás de la muralla y entre matorrales gente dividida por familias y armados con sus espadas, lanzas y arcos. 8Después de una inspección, dije a los notables, a las autoridades y al resto del pueblo:

-No les tengáis miedo. Acordaos del Señor, grande y terrible, y luchad por vuestros hermanos, hijos, hijas, mujeres y casas.

9Al ver nuestros enemigos que estábamos informados, Dios desbarató sus planes y pudimos volver a la muralla, cada cual a su tarea. 10Con todo, desde aquel día la mitad de mis hombres trabajaba mientras la otra mitad estaba armada de lanzas, escudos, arcos y corazas. Las autoridades se preocupaban de todos los judíos. 11Los que construían la muralla y los cargadores estaban armados; con una mano trabajaban y con la otra empuñaban el arma. 12Todos los albañiles llevaban la espada al cinto mientras trabajaban. Y el corneta iba a mi lado, 13pues había dicho a los notables, a las autoridades y al resto del pueblo: <<El trabajo es tan grande y tan extenso, que debemos desperdigarnos a los largo de la muralla, lejos unos de otros. 14En cuanto oigáis la corneta, dondequiera que estéis, venid a reuniros con nosotros. Nuestro Dios combatirá por nosotros>>. 15Así seguimos, unos trabajando y otros empuñando las lanzas, desde que despuntaba el alba hasta que salían las estrellas. 16Por entonces dije también al pueblo:

-Todos pernoctarán en Jerusalén con sus criados. De noche haremos guardia y de día trabajaremos.

17Yo, mis hermanos, mis criados y los hombres de mi escolta dormíamos vestidos y con las armas al alcance de la mano.

Explicación.

4,1 El segundo ataque consiste en una serie de intimidaciones, ya que las burlas no han surtido efecto: las brechas se estaban cerrando y la muralla era casi un anillo continuo. Puede ser que el avance desigual de los lotes recomendara el traslado de obreros de una zona a otra.

4,2-3 El verbo hebreo "confabularse" es el mismo que el de la reparación de la muralla: como un anillo de aliados contra el anillo de piedra. La táctica es sembrar la confusión.

4,4 Sobreviene el cansancio. Los vecinos han tenido que abandonar todas sus ocupaciones, están sometidos a una disciplina rigurosa, comienzan a sentirse amenazados. Además, restaurar la parte alta de la muralla es más difícil: las piedras tiradas en el sitio quizá se están terminando, y hay que acarrear de lejos; después hay que levantarlas a mayor altura. La queja suena como una copla de ritmo riguroso y rica en aliteraciones. Es un eco peligroso a las burlas de los enemigos. 

4,5 Nehemías habla del proyecto enemigo como si se hubiera enterado por su servicio de espionaje; sólo así se comprende el comienzo de la frase: "Que no sepan ni vean nada". Se trataría de insinuarse en la ciudad y atacar por sorpresa. No sabemos si Nehemías interpretó alarmísticamente los proyectos enemigos, pues para intimidar basta "amagar y no dar".

4,6 Si se trataba nada más de intimidar, las informaciones de los judíos hacían el juego al enemigo. No lo interpreta así Nehemías, sino que por tales informaciones juzga grave la situación.

4,7 No le tocaba al jefe suministrar las armas, sino que cada familia tenía que proveer las suyas.

4,8 La breve arenga recoge motivos tradicionales. El título divino: Dt 7,21; 10,17; Sal 99,3.

4,9 Todo es obra de Dios. Véanse Is 8,10; Esd 4,5.

4,10 Se trata de la escolta personal de Nehemías.

4,11 La frase ha hecho fortuna por su concisión expresiva más que por su realismo. El autor describe complacido la situación, como creciéndose ante las amenazas. Y cuando ha puesto todos los medios posibles, pone su entera confianza en Dios.

NEHEMÍAS. CAPÍTULO III

 Reconstrucción de la muralla

31El sumo sacerdote, Eliasib, y sus parientes, los sacerdotes, pusieron manos a la obra y reconstruyeron la Puerta de las Ovejas; la consagraron y fijaron sus hojas; continuaron hasta la Torre de Ciento, hasta la torre de Jananel. 2Junto a ellos reconstruyeron los hombres de Jericó, y junto a éstos, Zacur, hijo de Imrí. 3La puerta de los Peces la reconstruyeron los hijos de Hasnaá; la armaron y fijaron sus hojas, barras y cerrojos. 4A su lado restauró Meremot, hijo de Urías, hijo de Hacós; junto a éste, Mesulán, hijo de Berequías, hijo de Mesezabel; 5junto a éste, Sadoc, hijo de Baná; junto a éste repararon los de Tecua, aunque sus nobles arrimaron el hombro con sus señores. 6La puerta del barrio nuevo la restauraron Yoyadá, hijo de Pasej, y Mesulán, hijo de Besodías; la armaron y fijaron sus hojas, barras y cerrojos. 7Junto a ellos restauraron Melatías de Gabaón y Yadón de Meronot, con los hombres de Gabaón y de Atalaya, a expensas del gobernador de Transeufratina. 8Junto a él restauró Uziel, hijo de Jarjayas, orfebre, y junto a éste el perfumista Ananías; reconstruyeron Jerusalén hasta el muro ancho. 9Junto a ellos restauraron Refayas, hijo de Jur, jefe de medio distrito de Jerusalén. 10A su lado lo hizo Yedayas, hijo de Jarumaf, delante de su casa. Junto a éste restauró Jatús, hijo de Jasabnías.

11La parte siguiente, hasta la Torre de los Hornos, la restauraron Malquías, hijo de Jarín y Jasub, hijo de Pajat Moab. 12Junto a éstos trabajó Salún, hijo de Halojés, jefe de medio distrito de Jerusalén, con sus hijas.

13La Puerta del Valle la restauró Janún con los habitantes de Zanoj; la reconstruyeron, fijaron sus puertas, barras y cerrojos, e hicieron quinientos metros de muralla, hasta la Puerta de la Basura.

14La Puerta de la Basura la restauró Malquías, hijo de Recab, jefe del distrito de Bet Hakkerem; la reconstruyó y fijó sus hojas, barras y cerrojos.

15La Puerta de la Fuente la restauró Salún, hijo de Col-Jozé, jefe del distrito de Mispá*; la reconstruyó, la cubrió y fijó sus hojas, barras y cerrojos; también construyó la muralla de la alberca de Sélaj, junto al jardín real, hasta la escalera que baja de la Ciudad de David.

16A continuación, Nehemías, hijo de Azbuc, jefe de medio distrito de Betsur, reparó hasta las tumbas de Daid, la alberca artificial y la Casa de los Campeones. 17A continuación lo hicieron los levitas: Rejún, hijo de Baní; junto a él, Jasabías, jefe de medio distrito de Queilá, su distrito. 18A continuación repararon sus parientes: Bavay, hijo de Jenadad, jefe de medio distrito de Queilá. 19JUnto a él, Ezer, hijo de Josué, jefe de Mispá, restauró el sector a partir de la subida del arsenal del Angulo.

20Baruc, hijo de Zabay, reparó el sector que va desde el Angulo hasta la puerta de la casa del sumo sacerdote, Eliasib. 21Meremot, hijo de Urías, hijo de Hacós, restauró desde la puerta de la casa de Eliasib hasta el final de la misma. 22Luego lo hicieron los sacerdotes que habitaban en la vega del Jordán. 23Benjamín y Jasub repararon la zona frente a su casa, luego lo hizo Azarías, hijo de Maseyas, de Ananías, en la zona junto a su casa. 24Binuy, hijo de Jenadad, reparó el sector de la casa de Azarías hasta el Angulo y la Esquina. 25Palal, hijo de Uzay, lo hizo a partir del Angulo y la torre saliente del palacio real, la de arriba, que da al patio de la cárcel. Luego, Fedayas, hijo de Farón, reparó 26hasta enfrente de la Puerta del Agua, al este de la torre saliente. (Los donados vivían en el Ofel).

27A continuación trabajaron los de Tecua, desde la torre grande saliente hasta la muralla del Ofel. 28A partir de la Puerta de los Caballos restauraron los sacerdotes, cada cual frente a su casa. 29A continuación, Sadoc, hijo de Immer, reparó la zona delante de su casa y detrás de él lo hizo Semayas, hijo de Secanías, encargado de la Puerta de Oriente. 30Ananías, hijo de Selemías, y Janún, sexto hijo de Salaf, repararon el sector siguiente. Mesulán, hijo de Berquías, restauró frente a su vivienda. 31A continuación, el orfebre Malquías restauró hasta la casa de los donados y de los comerciantes, frente a la Puerta de la Inspección, y hasta la habitación superior de la esquina. 32La zona entre la habitación superior de la esquina y la Puerta de las Ovejas la restauraron los orfebres y comerciantes.

33Cuando Sanbalat se enteró de que estábamos reconstruyendo la muralla, se indignó, y enfurecido, empezó a burlarse de los judíos, 34diciendo a su gente y a la guarnición samaritana:

-¿Qué hacen esos desgraciados judíos? ¿No hay nadie que se lo impida? ¿Van a ofrecer sacrificios? ¿Se creen que van a terminar en un día y a resucitar de montones de escombros unas piedras calcinadas?

35El amonita Tobías, que se encontraba a su lado, dijo:

-Déjalos que construyan. En cuanto suba una zorra abrirá brecha en su muralla de piedra.

36Escucha, Dios nuestro, cómo se burlan de nosotros. Haz que sus insultos recaigan sobre ellos y que sean botín en el destierro para que se burlen de ellos. 37No encubras sus delitos, no borres de tu vista sus pecados, pues han ofendido a los constructores.

38Seguimos levantando la muralla, que quedó reparada hasta media altura. La gente tenía ganas de trabajar.

Explicación.

3 Hasta el verso 32 nos ofrece el autor una lista de nombres y secciones de trabajo. Puede ser un documento de archivo o unas notas para la organización. La tarea se reparte en 42 lotes. Entre los colaboradores encontramos nombres de familias conocidas, algunos están alistados según su procedencia; hay sacerdotes, jefes de familias, jefes locales o alcaldes, artesanos. Como los empleados y esclavos trabajan con sus señores, podemos decir que la colaboración ha movilizado a toda clase de personas. Sólo se registra la oposición de algunos vecinos de Tecua.

Al asignar los lotes se tiene en cuenta el lugar donde habita cada uno, especialmente de los que habitan junto a la muralla. Los lienzos de muralla quedan delimitados por las once puertas, algunas torres y otros accidentes notables. Si un grupo se encarga de quinientos metros (v.13), es que en ese segmento no había tanto que hacer. Particular atención merecen las puertas, pues se trata de puertas fortificadas.

En conjunto, la reconstrucción es una obra de colaboración entusiasta. Debe compararse con el sistema de trabajo forzado implantado por Salomón, que llevó a la rebelión y al cisma. Si Salomón actuó como un déspota, Nehemías se presenta como animador. Viniendo de fuera, podía estar fuera y por encima de las rivalidades locales y hasta podía explotarlas fomentando el espíritu de emulación.

3,1 Nehemías era seglar. Con su autoridad consigue que el sumo sacerdote trabaje también en la muralla y que, consagrando una puerta, dé un carácter sacro a la empresa. Se trata al parecer de la Puerta Probática, cercana al recinto del templo. La Puerta de Jananel se menciona en el oráculo de restauración de Jr 31,38.

3,12 Parece indicar que a sus órdenes trabajaban vecinos de ese sector y de sus villas ajenas.

3,13 Esta zona quedaba en una parte abrupta, difícilmente accesible; por eso la muralla necesitaba menor consistencia o la anterior había sufrido menos destrozos.

3,14 Es probablemente la Puerta de los Cascotes, de que habla Jr 19.

3,15 De la Fuente del Explorador, famosa por el episodio de la sucesión de David, contado en 1 Re 1. La alberca de Sélaj está en el sitio que solemos llamar Siloé, donde desemboca el túnel de Ezequías. * = Atalaya.

3,16 Se refiere a los campeones de David: 2 Sm 23; quizá fuese un viejo cuartel.

3,24 Probablemente la esquina que menciona Jr 31,38.

3,26 La Puerta del Agua: probablemente daba a la fuente de Guijón. 2 Sm 23.

3,28 La Puerta de los Caballos es bien conocida por la historia de Atalía (2 Re 11). También se menciona en Jr 31,40.

3,33 En lo que sigue el autor va a narrar las dificultades que hicieron dramática la construcción. Las dificultades internas se van alternando con las externas, y sobre ellas descuella la tenacidad del jefe y al final la muralla concluida. Las razones de Sanbalat y sus amigos parecen ser la envidia, quizá también el miedo. Hasta entonces, la provincia de Samaría había dominado la región; ahora, los advenedizos judíos iban haciéndose fuertes. Vimos que, nada más llegar los primeros repatriados, hubo un intento samaritano de mezclarse al trabajo de la reconstrucción para compartir las ventajas consiguientes. En Esd 4 se habla de una intervención de Rejún contra los judíos a propósito de la muralla; da la impresión de que dicho incidente fue anterior al esfuerzo de Nehemías.

De la descripción presente y de otras noticias (13,28; 13,7-9) deducimos que Sanbalat y Tobías se movían libremente en Judá y Jerusalén, tenían parientes y partidarios entre los judíos, se consideraban con derecho a ciertos privilegios; pero no pensaban en acudir a la autoridad imperial, quizá porque conocían la privanza de Nehemías. El autor reparte las hostilidades en tres bloques, probablemente esquematizando una acción prolongada, sistemática y diferenciada en los métodos. Directa e indirectamente sabían hacerse oír de la población movilizada por Nehemías, sembraban la vergüenza, el desánimo, el miedo.

3,34-35 La primera arma es la burla, respaldada por una guarnición samaritana que escucha a su jefe, aunque sin llegar a la acción.

Leyendo con atención nos parece encontrar alusiones y equívocos malignos, como se estilaban en el género de las burlas. La más importante es la oposición creada por los miembros del primero y último, que resaltaban y se ligan por su posición. Desgraciados = marchitos, estériles, se dice de murallas (Lam 2,8) y puertas (Jr 14,2), y también de una mujer estéril (1 Sm 2,5) o agotada (Jr 15,9). Resulta el sentido burlón: "Los estériles van a dar vida a piedras calcinadas". Sucede que los escombros son, en hebreo, ´apar, de donde Dios formó al hombre y le dio vida: ridículo intento querer sacar del polvo unas piedras para darles vida. La expresión "resucitar piedras" no tiene antecedentes en la literatura bíblica. Además, "dejar" puede sonar ambiguo: permitir o abandonar mientras que "terminar", con sólo suprimir o descuidar la duplicación de una ele, significa consumirse. No menos ambiguo es el "sacrificar" que constituye el miembro central: ¿sacrificio humano de fundación? La palabra significa también matanza. Creo que sería demasiado escuchar entre líneas otra sugerencia, sarcástica, que los judíos iban a divinizar la muralla y ofrecerle sacrificios.

El comentario de Tobías es más directo. Las zorras eran el animal insignificante proverbial. Véase una asociación semejante, en otro sentido en Ez 13,4-5; más cercano, el texto de Lam 5,18.

3,36-37 La oración de Nehemías, en tono y frases, se inspira en salmos (p. ej., Sal 109), Jeremías (Jr 11,20; 15,15; 18,19-23), Lamentaciones (Lam 1,22; 3,64-66).

3,38 La mejor respuesta a las burlas es la actividad incesante y los resultados patentes. La última frase podría entenderse en sentido progresivo: cobraron más ganas de trabajar. "Hasta media altura" parece mejor traducción que "la mitad de la muralla": responde mejor al verbo hebreo atar, anudar y al desarrollo de los acontecimientos.

NEHEMÍAS. CAPÍTULO II

 El viaje

21Era el mes de marzo del año veinte del rey Artajerjes. Tenía el vino delante y yo tomé la copa y se la serví. En su presencia no debía tener cara triste. 2El rey me preguntó:

-¿Qué te pasa que tienes mala cara? Tú no estás enfermo, sino triste.

3Me llevé un susto, pero contesté al rey:

-Viva su majestad eternamente. ¿Cómo no he de estar triste cuando la ciudad donde se hallan enterrados mis padres está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego? 

4El rey me dijo:

-¿Qué es lo que pretendes?

5Me encomendé al Dios del cielo, y respondí:

-Si a su majestad le parece bien, y si está satisfecho de su siervo, déjeme ir a Judá a reconstruir la ciudad donde están enterrados mis padres.

6El rey y la reina, que estaba sentada a su lado, me preguntaron:

-¿Cuánto durará tu viaje y cuándo volverás?

Al rey le pareció bien la fecha que le indiqué y me dejó ir.

7Pero añadí:

-Si a su majestad le parece bien, que me den cartas para los gobernadores de Transeufratina, a fin de que me faciliten el viaje hasta Judá. 8Y una carta dirigida a Asaf, superintendente de los bosques reales, para que me suministren tablones para las puertas (de la ciudadela del templo), para el muro de la ciudad y para la casa donde me instalaré.

9Gracias a Dios, el rey me lo concedió todo. Me proporcionó también una escolta de oficiales y jinetes, y cuando me presenté a los gobernadores de Transeufratina, les entregué las cartas del rey.

10Cuando el joronita Sanbalat y Tobías, el funcionario amonita, se enteraron de la noticia, les molestó mucho que alguien viniera a preocuparse por el bienestar de los israelitas.

11Llegué a Jerusalén y descansé allí tres días. 12Luego me levanté de noche con unos pocos hombres, sin decir a nadie lo que mi Dios había inspirado hacer en Jerusalén. Sólo llevaba la cabalgadura que yo montaba. 13Salí de noche por la puerta del Valle, dirigiéndome a la Fuente del Dragón y a la Puerta de la Basura; comprobé que las murallas de Jerusalén estaban en ruinas y la puerta consumidas por el fuego. 14Continué por la Puerta de la Fuente y la alberca real. 15Como allí no había sitio para la cabalgadura, subí por el torrente, todavía de noche, y seguí inspeccionando la muralla. Volví a entrar por la Puerta del Valle y regresé a casa. 16Las autoridades no supieron adónde había ido ni lo que pensaba hacer. Hasta entonces no había dicho nada a los judíos, ni a los sacerdotes, ni a los notables, ni a las autoridades, ni a los demás encargados de la obra. 17Entonces les dije:

-Ya veis la situación en que nos encontramos: Jerusalén está en ruinas y sus puertas incendiadas. Vamos a reconstruir la muralla de Jerusalén y cese  nuestra ignominia.

18Les conté cómo el Señor me había favorecido y lo que me había dicho el rey. Ellos dijeron:

-Venga, a trabajar.

Y pusieron manos a la obra con todo entusiasmo.

19Cuando se enteraron el joronita Sanbalat, Tobías, el siervo amonita, y el árabe Guesen, empezaron a burlarse de nosotros y a zaherirnos, comentando:

-¿Qué estáis haciendo? ¿Rebelaros contra el rey?

20Les repliqué:

-El Dios del cielo hará que tengamos éxito. Nosotros, sus siervos, seguiremos construyendo. Y vosotros no tendréis terrenos, ni derechos, ni un nombre en Jerusalén.

Explicación.

2,1-3 El miedo de Nehemías se explica por su cargo en general y por el carácter de Artajerjes en particular. Un cargo de confianza pendía del favor personal del monarca; el favorito podía en un momento caer en desgracia y hasta perder la vida (como en la historia de José). Los historiadores antiguos pintan a Artajerjes como rey caprichoso y voluble. Nehemías se presentaba al banquete quebrantando una regla de protocolo real. Recuérdese que Daniel y sus compañeros tenían que tener buen aspecto para presentarse al servicio del rey (Dn 1,10).

La escena da a entender relaciones bastante familiares del privado con el soberano. La primera frase del rey se podía interpretar como muestra del interés o como reproche. En el tono de Nehemías debió de percibir el reproche, que provocó el susto. En su respuesta no menciona la muralla: ¿por cautela? También se calla el nombre de la ciudad sustituyéndolo por una relación afectiva.

2,7 La carta debía ser algo más que un simple salvoconducto; pero no contiene nombramiento alguno (vendrá más tarde).

2,8 No se trata de maderas preciosas, importadas por lo común del Líbano. El paréntesis parece adición, pues lo que interesaba eran los portones de la ciudad. Aquí Nehemías menciona la muralla.

2,10 Con gran desprecio introduce Nehemías a estos dos importantes personajes. Uno era el gobernador de Samaría, Sanbalat (= Sinubalit), a quien designa por su procedencia insignificante: Bejorón en Palestina o Joronaín en Moab; el otro pertenecía a una familia rica e influyente, muy bien relacionado y que mantuvo su prestigio durante siglos; el autor lo llama "esclavo amonita". ¿Habla el copero real o el gobernador de Judá?

2,13 Lam 2,8.

2,11-15 Lo que había visto someramente a la luz del día lo quiso comprobar en una inspección personal y detallada (podemos imaginar una noche medianamente iluminada). Quería ver la entidad de los destrozos, su extensión y gravedad, y hacerse una idea sobre la posibilidad de restaurar lo que quedaba. ¿Recordaría el autor en su visita de inspección los versos del salmo 48,13? La impresión que saca no es pesimista: queda todo el trazado, lienzos en pie, al menos hasta cierta altura, la reconstrucción es posible. La palabra hebrea significa "con brechas". Es el término preferido por Nehemías, el escogido para la visita de inspección.

2,16 Emplea el silencio para mejorar su posición. Las autoridades hasta el momento no sentían la necesidad de reconstruir la muralla o consideraban impracticable la empresa.  Nehemías podía presentarse con más ánimo y con mejor información a un diálogo con ellos. Todavía, al parecer, no tenía cargo oficial y había de jugar otras cartas; en todo caso, le interesaba la convicción y el entusiasmo más que una sumisión pasiva. "Los encargados" puede ser prolepsis: los que tenían que realizar la obra.

2,17 Hacía falta una palabra venida de fuera para que los habitantes, ya acostumbrados, cayesen en la cuenta de la situación. Para ellos, Jerusalén resultaba habitable, la muralla no era necesaria (lo había dicho Zacarías), y las relaciones con otros pueblos no eran demasiado tensas (veremos que los jefes estaban bien emparentados con extranjeros influyentes). Tocó a Nehemías trazar un diagnóstico: el que venía de la gran capital persa, y quizá había visitado la magnífica Persépolis de Darío y Jerjes, el que llevaba en su mente las visiones idealizadas de salmos y de Is 54,11-12.

2,18 La doble referencia intenta infundir ánimos; Nehemías se presenta respaldado por el emperador en persona y con cartas de recomendación; implícitamente, la alusión podía contener una amenaza a los que se opusieron a la voluntad real. Leemos primero un resumen de los sucesos, antes de la narración detallada. Is 54,11s.

2,19 Son las burlas de quien canta victoria o cuenta con ella: Sal 59,9; 80,7; Prov 1,26. Además, la acusación es gravísima: bastantes rebeliones habían sucedido en tiempos de Artajerjes, y la de Megabizo era bien reciente. La frase podía también ser dicha con ironía: ¿se iban a rebelar esos cuatro gatos?

2,20 La exclusión es tajante: ni arraigo en una parcela de tierra, ni derechos civiles en la comunidad judía, ni nada que recuerde su nombre en la ciudad santa. Son extranjeros excluidos de los privilegios judíos, son enemigos que no podrán incorporarse. Lo que promete Is 56,5 a los eunucos no es para ellos. La muralla, construida con el apoyo de Dios, será el signo de la exclusión.

NEHEMÍAS. CAPÍTULO I

 11Autobiografía de Nehemías, hijo de Jacalías:

El mes de diciembre del año veinte me encontraba yo en la ciudadela de Susa 2cuando llegó mi hermano Jananí con unos hombres de Judá. Les pregunté por los judíos que se habían librado del destierro y por Jerusalén. 3Me respondieron:

-Los que se libraron del destierro están en la provincia pasando grandes privaciones y humillaciones. La muralla de Jerusalén está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego.

4Al oír estas noticias lloré e hice duelo durante unos días, ayunando y orando al Dios del cielo 5con estas palabras:

-Señor, Dios del cielo, Dios grande y terrible, fiel a la alianza y misericordioso con los que te aman y guardan tus preceptos: 6ten los ojos abiertos y los oídos atentos a la oración de tu siervo, la oración que día y noche te dirijo por tus siervos, los israelitas, confesando los pecados que los israelitas hemos cometido contra ti, tanto yo como la casa de mi padre. 7Nos hemos portado muy mal contigo, no hemos observado los preceptos, mandatos y decretos que ordenaste a tu siervo Moisés. 8Pero acuérdate de lo que dijiste a tu siervo Moisés: <<Si sois infieles os dispersaré entre los pueblos; 9pero si volvéis a mí y ponéis en práctica mis preceptos, aunque vuestros desterrados se encuentren en los confines del mundo, allá iré a reunirlos y los llevaré al lugar que elegí para morada de mi nombre>>. 10Son tus siervos y tu pueblo, los que rescataste con tu gran poder y fuerte mano. 11Señor, mantén tus oídos atentos a la oración de tu siervo y a la oración de tus siervos que están deseosos de respetarte. Haz que tu siervo acierte y logre conmover a ese hombre.

Yo era copero del rey.

Explicación.

El elogio de Nehemías que escribe el Eclesiástico (49,13) se resume en su tarea de reconstrucción de la muralla. Los seis primeros capítulos de sus memorias, más 12,27-43, se dedican al tema, y la posteridad juzgó dignas de eterna memoria estas páginas.

El AT, como otros documentos antiguos, distingue las ciudades abiertas y las amuralladas (Lv 25,29-31), también a efectos económicos. Hemos leído cómo impresionaron a los exploradores israelitas las ciudades amuralladas de los cananeos (Nm 13,28), y entre todas se hizo famosa la muralla de Jericó (Jos 6).

Jerusalén aseguró la independencia del enclave jebuseo hasta que la conquistó David (2 Sm 5) y la convirtió en capital de su reino. Una de las tareas del sucesor fue ampliar y reforzar la muralla (1 Re 3,1; 9,15). Joás de Israel desmanteló buena parte de ella (2 Re 14,13), los babilonios acabaron con ella (2 Re 25,10). No hacía falta arrasarla totalmente; para hacerla inservible bastaba practicar anchas brechas, derruir los torreones y baluartes, rebajar su altura; los lienzos y ruinas restantes, más que defender la ciudad, daban testimonio de su vulnerabilidad.

Las Lamentaciones lloraron también la muralla destruida (Lam 2,8); una adición de un salmo (51,20) reza por la reconstrucción; el profeta del destierro la promete (Is 49,16), Ezequiel o sus discípulos casi la describen (Ez 48,30.35). Cuando volvieron los desterrados, todos los esfuerzos los reclamó el templo. Tanto que Zacarías considera innecesaria la muralla de la ciudad: "Yo seré para ella muralla de fuego en torno" (Zac 2,9). La ciudad siguió sin muralla otros setenta años protegida civilmente por las autoridades persas. No sabemos si fueron los sucesos en el Imperio o si fue la idea de un hombre lo que hizo cambiar la situación. ¿Por qué Nehemías selecciona del mensaje de sus paisanos el detalle de la muralla?

Artajerjes heredó un imperio debilitado por las luchas con los griegos; después hubo de luchar contra Inaro, el egipcio rebelde y en seguida contra el sátrapa persa Megabizo. No sabemos si estos acontecimientos acarrearon desgracias particulares a los judíos de Palestina. El año 448, Artajerjes logra derrotar a Megabizo y firma una paz con los griegos; apenas tres años más tarde comienza la historia de Nehemías.

1,1-2 Susa era ya la capital ordinaria del Imperio (Dn 1,10). Este preguntar por los paisanos y por la ciudad refleja lo que significaba para los judíos dispersos la comunidad de Judá y su capital; aparte los lazos familiares.

1,3 Las "humillaciones" se deben interpretar como vejaciones por parte de pueblos vecinos: véase, por ejemplo, Sal 89,52. Jerusalén y su provincia carecen todavía de la dignidad merecida y prometida en Is 51,7 y 54,4; continúa en la situación descrita en Lam 3,30. Es como si todas las desgracias se concentraran en la situación de la muralla; así lo ve el autor.

1,4 La reacción de Nehemías tiene bastante de mosaica: como Moisés, abandona la corte para visitar a sus hermanos, se interesa y se solidariza con ellos, intercede a Dios por ellos. Su espiritualidad y el estilo de su plegaria parecen inspirados en los textos tradicionales (véanse, entre otros, Nm 11,2; Dt 9,20.26).

1,5-11 La oración es una confesión genérica de pecados con súplica de perdón (Esd 9; Neh 9). "Fiel a la alianza": 1 Re 8,23 = 2 Cr 6,14 (oración de Salomón), según Dt 7,9. "Los que te aman..." Ex 20,6; Dt 5,10.

1,6 "Ten los ojos...": 1 Re 8,29.52 = 2 Cr 6,20.40. El tema de la solidaridad, incluso histórica, en el pecado es común en estas confesiones.

1,7 "Nos hemos portado mal" es expresión propia del autor.

1,8-9 Véanse Lv 26,39-45; Dt 30,14; Miq 4,6; Sof 3,19.

1,10 Véanse Dt 9,26; 21,8; 1 Cor 17,21.

1,11 "Conmover": 1 Re 8,50; 2 Cr 30,9. Hemos visto cómo la plegaria de Nehemías apela sobre todo a la súplica de Salomón en la inauguración del templo.

El copero del rey tenía un cargo de confianza: le probaba todas las bebidas y asistía a la mesa. Recuérdese la historia de José (Gn 40). Nehemías es uno de los muchos judíos que llegan a ocupar cargos importantes y de confianza en cortes extranjeras; a ellos aluden las narraciones de Tobías, Ester y Daniel.

ÍNDICE DE NEHEMÍAS.

  NEHEMÍAS. CAPÍTULO I NEHEMÍAS. CAPÍTULO II NEHEMÍAS. CAPÍTULO III NEHEMÍAS. CAPÍTULO IV NEHEMÍAS. CAPÍTULO V NEHEMÍAS. CAPÍTULO VI NEHEMÍA...