domingo, 6 de diciembre de 2020

NEHEMÍAS. CAPÍTULO IV

 41Cuando Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los asdoditas se enteraron de que la reparación de la muralla de Jerusalén iba adelante -pues empezaban a cerrarse las brechas- lo llevaron muy a mal. 2Se confabularon para luchar contra Jerusalén y sembrar en ella la confusión. 3Encomendándonos a nuestro Dios, apostamos una guardia día y noche para vigilarlos.

4Mientras los judíos decían: <<Los cargadores se agotan y los escombros son muchos; nosotros solos no podemos construir la muralla>>, 5nuestros enemigos comentaban: <<Que no sepan ni vean nada hasta que hayamos penetrado en medio de ellos y los matemos; así detendremos las obras>>.

6En esta situación, los judíos que vivían entre ellos, viniendo de diversos lugares, nos repetían una y otra vez que nos iban a atacar. 7Entonces aposté en trincheras detrás de la muralla y entre matorrales gente dividida por familias y armados con sus espadas, lanzas y arcos. 8Después de una inspección, dije a los notables, a las autoridades y al resto del pueblo:

-No les tengáis miedo. Acordaos del Señor, grande y terrible, y luchad por vuestros hermanos, hijos, hijas, mujeres y casas.

9Al ver nuestros enemigos que estábamos informados, Dios desbarató sus planes y pudimos volver a la muralla, cada cual a su tarea. 10Con todo, desde aquel día la mitad de mis hombres trabajaba mientras la otra mitad estaba armada de lanzas, escudos, arcos y corazas. Las autoridades se preocupaban de todos los judíos. 11Los que construían la muralla y los cargadores estaban armados; con una mano trabajaban y con la otra empuñaban el arma. 12Todos los albañiles llevaban la espada al cinto mientras trabajaban. Y el corneta iba a mi lado, 13pues había dicho a los notables, a las autoridades y al resto del pueblo: <<El trabajo es tan grande y tan extenso, que debemos desperdigarnos a los largo de la muralla, lejos unos de otros. 14En cuanto oigáis la corneta, dondequiera que estéis, venid a reuniros con nosotros. Nuestro Dios combatirá por nosotros>>. 15Así seguimos, unos trabajando y otros empuñando las lanzas, desde que despuntaba el alba hasta que salían las estrellas. 16Por entonces dije también al pueblo:

-Todos pernoctarán en Jerusalén con sus criados. De noche haremos guardia y de día trabajaremos.

17Yo, mis hermanos, mis criados y los hombres de mi escolta dormíamos vestidos y con las armas al alcance de la mano.

Explicación.

4,1 El segundo ataque consiste en una serie de intimidaciones, ya que las burlas no han surtido efecto: las brechas se estaban cerrando y la muralla era casi un anillo continuo. Puede ser que el avance desigual de los lotes recomendara el traslado de obreros de una zona a otra.

4,2-3 El verbo hebreo "confabularse" es el mismo que el de la reparación de la muralla: como un anillo de aliados contra el anillo de piedra. La táctica es sembrar la confusión.

4,4 Sobreviene el cansancio. Los vecinos han tenido que abandonar todas sus ocupaciones, están sometidos a una disciplina rigurosa, comienzan a sentirse amenazados. Además, restaurar la parte alta de la muralla es más difícil: las piedras tiradas en el sitio quizá se están terminando, y hay que acarrear de lejos; después hay que levantarlas a mayor altura. La queja suena como una copla de ritmo riguroso y rica en aliteraciones. Es un eco peligroso a las burlas de los enemigos. 

4,5 Nehemías habla del proyecto enemigo como si se hubiera enterado por su servicio de espionaje; sólo así se comprende el comienzo de la frase: "Que no sepan ni vean nada". Se trataría de insinuarse en la ciudad y atacar por sorpresa. No sabemos si Nehemías interpretó alarmísticamente los proyectos enemigos, pues para intimidar basta "amagar y no dar".

4,6 Si se trataba nada más de intimidar, las informaciones de los judíos hacían el juego al enemigo. No lo interpreta así Nehemías, sino que por tales informaciones juzga grave la situación.

4,7 No le tocaba al jefe suministrar las armas, sino que cada familia tenía que proveer las suyas.

4,8 La breve arenga recoge motivos tradicionales. El título divino: Dt 7,21; 10,17; Sal 99,3.

4,9 Todo es obra de Dios. Véanse Is 8,10; Esd 4,5.

4,10 Se trata de la escolta personal de Nehemías.

4,11 La frase ha hecho fortuna por su concisión expresiva más que por su realismo. El autor describe complacido la situación, como creciéndose ante las amenazas. Y cuando ha puesto todos los medios posibles, pone su entera confianza en Dios.

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ÍNDICE DE NEHEMÍAS.

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