domingo, 6 de diciembre de 2020

NEHEMÍAS. CAPÍTULO XIII

 Diversas reformas

131Por entonces, leyendo el pueblo el libro de Moisés, encontramos escrito: <<Los amonitas y moabitas nunca podrán pertenecer a la comunidad de Dios 2porque no socorrieron a los israelitas con pan y agua, "sino que contrató a Balaán para que los maldijese" (aunque nuestro Dios cambió la maldición en bendición)>>. 3Cuando escucharon esta cláusula apartaron de Israel a la masa de extranjeros.

4Antes de esto, el sacerdote Eliasib, encargado de las dependencias del templo y pariente de Tobías, 5le había acondicionado a éste una habitación espaciosa, en la que antes solían guardarse las ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del trigo, del vino y del aceite debido a los levitas, cantores y porteros, y la contribución para los sacerdotes. 6En ese momento no me encontraba  yo en Jerusalén, pues el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, fue a ver a su  majestad; al cabo de cierto tiempo, con el permiso del rey, 7volví a Jerusalén y advertí la maldad que había cometido Eliasib acondicionándole a Tobías una habitación en los atrios del templo. 8Me pareció muy mal, mandé sacar de la habitación todas las cosas de Tobías, 9ordené que la purificasen y volví a guardar allí los utensilios del templo, las ofrendas y el incienso.

10Supe también que los levitas no habían percibido sus porciones y que por eso los levitas y los cantores encargados del culto se habían marchado a sus campos. 11Me encaré con los notables, y les dije:

-¿Por qué se ha descuidado el templo?

12Mandé reunir a los levitas y volvieron a ocupar sus puestos. Todos los judíos trajeron a los almacenes el diezmo del trigo, del vino y del aceite. 13Puse al frente de los almacenes al sacerdote Selemías, al sacerdote Sadoc y al levita Fedayas, ayudados por Janán, hijo de Zacur, hijo de Matanías, que tenían fama de honrados; se encargaron de distribuir las porciones a sus hermanos.

14Tenme esto en cuenta, Dios mío, y no olvides mi piedad en favor del templo y de su culto.

15Vi también por entonces que algunos judíos pisaban el lagar en sábado otros hacían gavillas y las cargaban en mulos; e incluso introducían en sábado en Jerusalén vino, uvas, higos y toda clase de cargas. Les eché en cara que vendiesen su mercancía ese día. 16También los tirios residentes en Jerusalén traían pescado y toda clase de mercancías, y los vendían en sábado a los judíos y en Jerusalén.

17Me encaré con los nobles de Judá, y les dije:

18-Obráis mal profanando el día del sábado. Es lo mismo que hicieron nuestros padres, y fijaos en el castigo que nos mandó nuestro Dios a nosotros y a esta ciudad. Profanando el sábado acrecentáis su cólera contra Israel.

19Mandé que se cerrasen las puertas de Jerusalén al caer la tarde antes del sábado, con orden de no abrirlas hasta pasado el sábado. Y puse en las puertas a algunos de mis criados para que no entrase ninguna carga en día de sábado. 20Pero algunos comerciantes y mercaderes diversos se quedaron a pernoctar fuera de Jerusalén una y otra vez. 21Les advertí:

-¿Por qué dormís frente a la muralla? Como volváis a hacerlo os echo mano.

Desde entonces no aparecieron en sábado.

22Ordené a los levitas que se purificasen y ayudasen a los guardianes de las puertas a santificar el día del sábado.

Tenme también esto en cuenta, Dios mío, y perdóname por tu gran misericordia.

23Por entonces advertí también que algunos judíos se habían casado con mujeres asdoditas, amonitas y moabitas. 24La mitad de sus hijos hablaban asdodeo u otras lenguas extranjeras, pero no sabían hablar hebreo. 25Me encaré con ellos, los maldije, golpeé a algunos, les tiré de los pelos y los conjuré solemnemente: <<No casaréis vuestras hijas con sus hijos ni tomaréis sus hijas para vuestros hijos o para vosotros>>. 26Ese fue precisamente el pecado de Salomón, rey de Israel. No había otro rey como él en toda la tierra, y su Dios lo quería tanto que lo hizo rey de todo Israel. Pero incluso a él lo hicieron pecar las mujeres extranjeras. 27Que no volvamos a enterarnos de que cometéis la infamia de ofender a nuestro Dios casándoos con extranjeras.

28Un hijo del sumo sacerdote, Yoyadá, hijo de Eliasib, era yerno del joronita Sanbalat. Lo alejé de mi presencia.

29Tenles en cuenta, Dios mío, las profanaciones que han cometido contra el sacerdocio y contra el pacto de los sacerdotes y levitas.

30Así, pues, los purifiqué de todo contacto con extranjeros y restablecí a los sacerdotes y levitas en sus respectivos cargos. 31También me ocupé de las ofrendas de leña en los tiempos señalados, igual que de las primicias.

Acuérdate de mí, Dios mío, para mi bien.

Explicación.

13 Este capítulo, a manera de apéndice, presenta algunas reformas de Nehemías. Vemos que coinciden con los compromisos del pacto; por eso tendrían lugar con ocasión de la ceremonia. O como parte de la penitencia o como consecuencia del pacto firmado, es decir como preparación o como ejecución de lo prometido.

13,1-3 Lo primero es un acto de segregación. La Ley en cuestión se lee en Dt 23 en una sección sobre la pureza: pureza de sangre y en el campamento; excluye a moabitas y amonitas aun "en la décima generación". El término empleado, "masa, turba", se aplica en Ex 12,38 a los extranjeros que acompañaron a los israelitas en la salida de Egipto; Jeremías y Ezequiel lo usan en oráculos contra las naciones paganas (Jr 25,20-24; 50,37; Ez 30,5). Eliminada la turba extranjera, queda puro Israel.

13,4-9 Tobías era un amonita rico emparentado con la nobleza judía, probablemente el personaje que ya hemos encontrado a lo largo del libro, o uno de su familia. Si el atrio del templo era sólo para los israelitas, las dependencias eran sólo para el personal sacerdotal. Puede ser que Tobías se hubiera instalado dentro del templo para despachar allí sus negocios, se entiende pagando algo a Eliasib.

13,10-13 Repetidas veces hemos visto que los levitas encontraban dificultades para sustentarse en la ciudad y que el número de levitas repatriados era en proporción bastante bajo. Se infiere que tampoco los sacerdotes eran generosos con los levitas, que también económicamente había un clero alto y un clero bajo, lesionando la justicia. Los nuevos nombramientos de Nehemías significaban el licenciamiento de los precedentes, que no merecían la fama de honrados.

13,15-22 El sábado. Las infracciones se refieren a la cosecha y la vendimia, cuando las tareas del campo urgen y una interpretación benigna de la Ley parece imponerse. En segundo lugar se refiere al comercio en Jerusalén, para el cual parece que aprovechaban el día en que la población estaba más disponible.

Para robustecer su interpretación estricta, Nehemías presenta el destierro como castigo por la profanación del sábado. Y no bastando las razones toma medidas de policía para suprimir el abuso. Véase Is 58,13-14.

13,23-28 Matrimonios mixtos. También aquí el gobernador dispone de un "argumento de Escritura". La diferencia es que en el caso de Salomón se trataba de idolatría y en el caso presente de no hablar la lengua patria. Las mujeres de Asdod eran de ascendencia filistea si no se había confundido totalmente la población.

Nehemías se contenta con amonestar gravemente, pero no procede a rescindir los matrimonios ya contraídos (como se lee en Esd 9 y 10). El delito era más grave cuando se trataba de sacerdotes y levitas, consagrados especialmente al culto. 

Terminan las memorias de Nehemías invocando por quinta vez el recuerdo benévolo del Señor, según el espíritu y la letra de tantos salmos (Sal 25,7; 106,4; 115,12).

NEHEMÍAS CAPÍTULO XII

 121Lista de los sacerdotes y levitas que subieron con Zorobabel, hijo de Sealtiel y con Josué: Serayas, Jeremías, Esdras, 2Amarías, Maluc, Jatús, 3Secanías, Rejún, Meremot, 4Idó, Guinetón, Abías, 5Miyamín, Maadías, Bilgá, 6Semayas, Yoyarib, Yedayas, 7Salú, Amoc, Jelcías, Yedayas. Eran los jefes de los sacerdotes y de sus parientes en tiempos de Josué.

8Levitas: Josué, Binuy, Cadmiel, Serebías, Judá, Matanías -encargado con sus hermanos de los himnos de acción de gracias-; 9sus hermanos Bacbuquías y Uní les ayudaban en el ministerio. 10Josué engendró a Joaquín; Joaquín engendró a Eliasib; Eliasib engendró a Yoyadál; 11Yoyadá engendró a Juan, y Juan engendró a Yadúa.

12Sacerdotes cabezas de familia en tiempos de Joaquín: de la familia de Serayas, Merayas; de Jeremías, Ananías; 13de Esdras, Mesulán; de Amarías, Juan; 14de Maluc, Jonatán; de Secanías, José; 15de Jarín, Azná; de Meremot, Jelcay; 16de Idó, Zacarías; de Guinetón, Mesulán; 17de Abías, Zicrí; de Minyamín...; de Moadías, Piltay, 18de Bilgá, Samúa; de Semayas, Jonatán; 19de Yoyarib, Matnay; de Yedayas, Uzí; 20de Salú, Calay; de Amoc, E er; 21de Jelcías, Jasabías; de Yedayas, Netanel.

22Los cabezas de familia de los sacerdotes que vivieron en tiempos de Eliasib, Yoyadá, Juan y Yadúa están registrados en el libro de las Crónicas hasta el reinado del persa Darío.

23Levitas: Los cabezas de familia están registrados en el libro de las Crónicas hasta el tiempo de Juan, nieto de Eliasib. 24Los jefes de los levitas eran: Jasabías, Serebías, Josué, Binuy, Cadmiel; a sus órdenes estaban sus hermanos, que se turnaban por grupos en alabanza y la acción de gracias, según dispuso David hombre de DIos. 25Matanías, Bacbuquías, Abdías, Mesulán, Talmón y Acub eran porteros; hacían la guardia en los almacenes de las puertas. 26Todos éstos vivieron en tiempos de Joaquín, hijo de Josué, hijo de Yosadac, en tiempos del gobernador Nehemías y del sacerdote y letrado Esdras.

Inauguración de la muralla

27Al inaugurar la muralla de Jerusalén buscaron a los levitas por todas partes para traerlos a Jerusalén a celebrar la inauguración con una fiesta y con acciones de gracias, al son de platillos, arpas y cítaras. 28Se reunieron los cantores del valle del Jordán, de la comarca de Jerusalén, de las aldeas de Netofat, 29de Bet-Guilgal y de los campos de Guibeá y Azmaut (porque los cantores se habían construido aldeas en las cercanías de Jerusalén). 30Los sacerdotes y los levitas se purificaron y luego purificaron al pueblo, las puertas y la muralla.

31Mandé a las autoridades de Judá que subiesen a la muralla y organicé dos grandes coros. Uno iba por la derecha, encima de la muralla, hacia la Puerta de la Basura. 32Cerraban la marcha Oseas, la mitad de las autoridades de Judá, 33Azarías, Esdras, Mesulán, 34Judá, Benjamín, Semayas, Jeremías; 35sacerdotes con trompetas, Zacarías, hijo de Jonatán, hijo de Semayas, hijo de Matanías, hijo de Miqueas, hijo de Zacur, hijo de Asaf, 36y sus hermanos, Semayas Azarel, Milalay, guilalay, Maay, Netanel, Judá y Jananí, con los instrumentos de David, hombre de Dios. Esdras, el letrado, iba al frente de ellos.

37Pasaron por la Puerta de la Fuente y, siguiendo en línea recta, subieron a la escalera de la Ciudad de David y bajaron por la cuesta de la muralla, junto al palacio de David, hasta la Puerta del Agua, a levante. 38a El segundo coro, al que seguía yo con la mitad de las autoridades 41y los sacerdotes Eliaquín, Maseyas, Minyamín, Miqueas, Elioenay, Zacarías y Ananías, con trompetas*, 42a y Maseyas, Semayas, Eleeazar, Uzí, Juan, Malquías, Elán y Ezer, 38b se dirigió hacia la izquierda, por encima de la muralla, a lo largo de la Torre de los Hornos hasta el muro ancho, 39y continuó por la Puerta de Efraín, la Puerta Antigua, la Puerta del Pescado, la Torre de Jananel, la Torre de los Cien y la Puerta de los Rebaños, hasta detenerse en la Puerta de la Cárcel. 40Los dos coros se situaron en el templo de Dios; 42b los cantores cantaban dirigidos por Yizrajías.

43Aquel día ofrecieron sacrificios solemnes y hubo fiesta, porque el Señor los inundó de gozo; también las mujeres y los niños participaron en ella. La algazara de Jerusalén se escuchaba desde lejos.

44Por entonces se nombraron los intendentes de los almacenes destinados a provisiones, ofrendas, primicias y diezmos, donde se guardaban, por campos y pueblos, las porciones que prescribe la ley para los sacerdotes y los levitas. Porque los judíos estaban contentos de los sacerdotes y levitas en funciones, 45que se ocupaban del culto de su Dios y del rito de la purificación, como había mandado David y su hijo Salomón, y también de los cantores y porteros. 46(Ya desde antiguo, en tiempos de David y Asaf, había jefes de cantores y cánticos de alabanza y de acción de gracias a Dios). 47Y en tiempos de Zorobabel y de Nehemías todos los israelitas subvenían diariamente a las necesidades de los cantores y porteros, y hacían ofrendas sagradas a los levitas, igual que éstos a los descendientes de Aarón.

Explicación.

12,1-26 Continúan las listas. Se trata de sacerdotes y levitas que pertenecen al período posexílico y están agrupados desigualmente en tres etapas: el de la repatriación, la intermedia de Joaquín y la de Esdras y Nehemías. Lo que sigue se ha de completar con datos de 1 Cr 9. Quizá 24-26a informe de los levitas en tiempos de Joaquín, como paralelo de la lista de sacerdotes en 12-21; así resulta la misma disposición que para los repatriados.

Entonces la última frase es conclusiva de todo lo anterior, donde también había datos explícitos del tiempo de Nehemías. El orden resulta invertido: Esdras y Nehemías, cap. 11; Zorobabel y Josué 12,1-9; Joaquín (¿y Ananías?), 12,12-21.24-25.

12,27-42 La inauguración de la muralla es una ceremonia que podía deleitar  al Cronista. Una representación de autoridades, sacerdotes y levitas sube al remate de la muralla en un punto a poniente de la ciudad. Desde allí se mueven procesionalmente, un grupo hacia el sur y otro hacia el norte, doblan los dos hacia levante y vuelven a girar para encontrarse en un punto a oriente, de donde bajan para entrar en el templo. El resto del pueblo acompañaría la procesión por la parte inferior de la muralla o esperaría a la entrada del templo. Para la ceremonia al aire libre se invitó a todos los cantores y músicos, no sólo los de turno. Se cantarían salmos, al estilo de 48: "Dad la vuelta en torno a Sión, contando sus torreones...", o 125: "El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre", o 147: "ha reforzado los cerrojos de tus puertas y ha bendecido a tus hijos".

12,30 La muralla deslinda un espacio no contaminado, toda la ciudad es santa; por eso se purifica como las personas. Nm 30.

12,41 Los vv. 38b al 42b no siguen el orden correlativo.

12,43 Termina la descripción en tono mayor de alegría, repitiendo cinco veces la raíz alegrarse. Aquí podía terminar el libro.

12,44-47 El enlace temporal es flojo. Iría mejor detrás del cap. 10, después de enumerar los tributos debidos al personal del templo.

NEHEMÍAS. CAPÍTULO XI

 La repoblación de Jerusalén (II)

111Las autoridades fijaron su residencia en Jerusalén, y el resto del pueblo se sorteó para que, de cada diez, uno habitase en Jerusalén, la ciudad santa, y nueve en sus pueblos. 2La gente colmó de bendiciones a todos los que se ofrecieron voluntariamente a residir en Jerusalén.

3Lista de los jefes de la provincia que fijaron su residencia en Jerusalén y en los pueblos de Judá. Cada cual residió en su propiedad, en su pueblo, seglares, sacerdotes, levitas, donados y siervos de Salomón. 4En Jerusalén residían judíos y benjaminitas.

Judíos: Atayas, hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahlalel, descendientes de Fares; 5Maseyas, hijo de Baruc, hijo de Col-Jozé, hijo de Jazayas, hijo de Adayas, hijo de Yoyarib, hijo de Zacarías, hijo de Seloní. 6Total de descendientes de Fares que habitaban en Jerusalén: cuatrocientos sesenta y ocho hombres de recursos.

7Benjaminitas: Salú, hijo de Mesulán, hijo de Yoed, hijo de Fedayas, hijo de Colayas, hijo de Maseyas, hijo de Itiel, hijo de Isaías, 8y sus parientes, novecientos veintiocho hombres de recursos. 9Joel, hijo de Zicrí, estaba al frente de ellos, y Judá, hijo de Hasnuá, era teniente alcalde de la ciudad.

10Sacerdotes: Yedayas, Yoyarib, Yaquín; 11Serayas, hijo de Jelcías, hijo de Mesulán, hijo de Sadoc, hijo de Merayot, hijo de Ajitub, comisario del templo, 12y sus ochocientos veintidós parientes, que trabajaban en el templo; Adayas, hijo de Yeroján, hijo de Felalías, hijo de Amsí, hijo de Zacarías, hijo de Pasjur, hijo de Malquías, 13y sus doscientos cuarenta y dos parientes, cabezas de familia; Amasay, hijo de Azarel, hijo de Ajzay, hijo de Mesilemot, hijo de Imer, y sus ciento veiniocho parientes, hombres de armas. 14Su superintendente era Zabdiel, hijo de Hagadol.

15Levitas: Semayas, hijo de Jasub, hijo de Azricán, hijo de Jasabías, hijo de Buní; 16Sabtay y Yozabad, jefes levitas al frente del servicio exterior del templo; 17Matanías, hijo de Micá, hijo de Zabdí, hijo de Asaf, que dirigía el canto y entonaba la acción de gracias; Bacbuquías, el segundo de sus hermanos; Abdías, hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Yedutún. 18Total de levitas residentes en la ciudad santa: doscientos ochenta y cuatro.

19Porteros: Acub, Talmón y sus parientes, que hacían la guardia de las puertas: ciento setenta y dos.

20El resto de Israel, de los sacerdotes y de los levitas se estableció en los pueblos de Judá, cada cual en su propiedad. 21Los donados habitaban el Ofel; Sijá y Guispá estaban al frente de ellos. 22El encargado de los levitas de Jerusalén era Uzí, hijo de Baní, hijo de Jsabías, hijo de Matanías, hijo de Micá; era uno de los descendientes de Asaf, encargados del canto al servicio del templo. 23Una orden real y un reglamento fijaban la actuación de los cantores cada día. 24Petajías, hijo de Mesezabel, descendiente de Zéraj, hijo de Judá, estaba al servicio del rey para todos los asuntos del pueblo.

25En las aldeas y campos también habitaban judíos: en Villa Arbá y su municipio, en DibónYe y su municipio, en Yecabsel y sus cortijos, 26en Yesúa, en Moladá, en Bet-Pélet, 27en Jasar Sual, en Berseba y su  municipio, 28en Sicelag, en Meconá y su municipio, 29en En Rimmón, Soreá, Yarmut, 30Zanoj, Adulán y sus caseríos, en Laquis y su comarca, en Azecá y su municipio. Se establecieron desde Berseba hasta el valle de Hinón.

31Los benjaminitas habitaban en Guibeá, Micmás, Ayá, Betel y su municipio, 32Anatot, Nob, Ananías, 33Jasor, Ramá, Guittaym, 34Jadid, Seboín, Nebalat, 35Lod, Onó y en Valdeherreros. 36Grupos de levitas residían en Judá y Benjamín.

Explicación.

11,1-12,26 El texto continúa el tema de la repoblación de Jerusalén y de ahí salta a registros familiares complementarios.

Para la cronología podemos seguir la lista de sumos sacerdotes de 12,10-11:

-Josué: Sumo sacerdote de la repatriación y del tiempo de Ageo: Ciro, Cambises, Darío I.

-Joaquín: Años de silencio bajo Darío I y Jerjes.

-Eliasib: Reconstrucción de la muralla: Artajerjes I.

-Yoyadá: Reformas de Nehemías y Esdras: Artajerjes I.

-Juan: Citado en papiros de Elefantina: Darío II.

-Yadúa: Darío II.

En correspondencia cronológica estaría la sucesión de Zorobabel de 1 Cr 3, a condición de reorganizar algunos nombres, para quedarse con seis o siete en línea de descendencia. Después tenemos listas de judíos y benjaminitas con seis y ocho miembros en la cadena; de sacerdotes y levitas con ocho, seis, siete o cinco generaciones. No sabemos si todos se remontan a la repatriación o si algunos suben hasta el destierro.

En cuanto a los grupos: las autoridades residen en la capital. De los grupos judíos, benjaminitas y sacerdotales se dice que eran "hombres de recursos": Puede indicar los recursos materiales y también la obligación de participar en una guerra eventual a cuenta propia y aportando sus armas. Esto puede explicar la doble denominación, civil y militar. A no ser que la diferencia sea intencional. Estos tres grupos arrojan un total de responsables de 2 588 (más las respectivas familias).

El personal del templo arroja en total 1 648 funcionarios, con enorme predominio de los sacerdotes: 1 192. Jerusalén da una imagen clerical. Naturalmente tenemos que añadir los que no se nombran por no tener apellido ilustre: los artesanos, los comerciantes y un proletariado mixto.

Estas listas, colocadas al final de la obra, parecen responder a las del comienzo de Crónicas, formando inclusión. Nos darían como límite de composición el reinado de Darío II (423-404); lo que pase de ahí puede ser adición posterior.

11,1 La suerte designa un décimo, casi como tributo o diezmo de todos los judíos a la capital, la "ciudad santa" (Is 48,2; 52,1).

11,12 Los voluntarios pueden ser los mismos designados por suerte, en cuanto que aceptan de buena voluntad, sin resistirse, o bien otros que se suman a los designados. La bendición de los demás consistiría probablemente en regalos o ayudas para el traslado.

11,23 Nos consta por papiros de Elefantina que el rey podía descender a particulares de tal género, en la práctica era un ratificar la disposición local. 

11,25-36 El número total de 33 aldeas o municipios indica una población poco densa. Quizá otros municipios siguieran ocupados por extranjeros.

NEHEMÍAS. CAPÍTULO X

 101Con todo, hacemos un pacto y lo ponemos por escrito, sellándolo nuestras autoridades, nuestros levitas y nuestros sacerdotes.

2Lo firmaron: Nehemías, hijo de Jacalías, y Sedecías, 3Serayas, Azarías, Jeremías, 4Pasjur, Amarías, Malquías, 5Jatús, Sebanías, Maluc, 6Jarín, Meremot, Abdías, 7Daniel, Guinetón, Baruc, 8Mesulán, Abías, 9Miyamín, Mazías, Bilgay, Semayas. Todos ellos sacerdotes.

10Levitas: Josué, hijo de Azanías; Binuy, descendiente de Jenadad; 11Cadmiel y sus hermanos; Secanías, Hodiyas, Quelitá, Felayas, Janán, 12Micá, Rejob, Jsabías, 13Zacur, Serebías, Sebanías, 14Hodiyas, Baní y Beninú.

15Autoridades: Farós, Pajat Moab, Elán, Zatúl, baní, 16Buní, Azgad, Bebay, 17Adonías, Bigvay, Adín, 18Ater, Ezequías, Azur, 19Hodiyas, Jasún, Besay, 20Jarif, Anatot, Nebay, 21Magpiás, Mesulán, Jezir, 22Mesezabel, Sadoc, Yadúa, 23Felatías, Janán, Anayas, 24Oseas, Ananías, Jasub, 25Halojes, Filjá, Sobec, 26Rejún, Jasabná, Maseyas, 27Ajías, Janán, Anán, 28Maluc, Jarín y Baná.

29El resto del pueblo, los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los donados y todos los extranjeros que se habían convertido a la Ley de Dios, sus mujeres, hijos, hijas y todos los que tenían uso de razón 30se unieron a sus hermanos, los notables, y juraron solemnemente:

-proceder según la Ley de Dios dada por medio de Moisés, siervo de Dios, y poner en práctica todos los preceptos, decretos y mandatos del Señor;

31-no dar nuestras hijas a extranjeros y no casar a nuestros hijos con extranjeras;

32-no comprar en sábado o día de fiesta las mercancías, especialmente el trigo, que los extranjeros traen y venden en sábado;

-renunciar cada siete años a la cosecha y a cualquier clase de deudas.

33Nos comprometimos además:

-a entregar cada año un tercio de siclo para el culto del templo de nuestro Dios: 34para los panes presentados y la ofrenda diaria; para el holocausto diario, el de los sábados, principios de mes, solemnidades, consagraciones y sacrificios expiatorios por Israel, y para la fábrica del templo 35(en cuanto a la ofrenda de leña que debe arder en el altar del Señor, nuestro Dios, como manda la Ley, sacerdotes, levitas y pueblo echaron suertes para traerla al templo por familias y en determinadas épocas cada año);

36-a traer al templo cada año las primicias de nuestros campos, las primicias de todos los árboles frutales 37y los primogénitos de nuestros hijos y ganados, como está escrito en la Ley;

-a entregar a los sacerdotes que ofician en el templo los primogénitos de nuestros ganados mayor y menor.

38Para los sacerdotes llevaremos a los almacenes del templo lo mejor de nuestra harina, de nuestras ofrendas, de toda clase de frutos, del vino y del aceite, y daremos a los levitas el diezmo de nuestros campos (es decir, a los l evitas que perciben el diezmo en todos los pueblos donde trabajamos). 39Un sacerdote aaronita acompañará a los levitas cuando éstos reciban el diezmo, y los levitas entregarán la décima parte del mismo al templo de nuestro Dios, depositándolo en los almacenes del tesoro. 40Porque los israelitas y los levitas llevan las ofrendas de trigo, vino y aceite a los almacenes; allí está el ajuar del santuario y viven los sacerdotes que están de servicio, los porteros y los cantores. En una palabra: no descuidaremos el templo de nuestro Dios.

Explicación

10,1 A la firma del pacto suele preceder la abjuración (Jos 24); su equivalente, cuando no existe la idolatría, es el arrepentimiento. El Cronista ha ido jalonando su relato con renovaciones del pacto: Asá retira los ídolos y hace el pacto que el pueblo jura (2 Cr 15); Yehoyadá elimina el gobierno extranjero de Atalía, corona al sucesor de David, Joás, y hace un pacto (2 Cr 23); Ezequías purifica el templo para renovar la alianza (2 Cor 29); Josías escucha el libro de la Ley recién encontrado, hace penitencia, concluye una alianza (2 Cor 34). La alianza de Nehemías es casi una conclusión de la obra en su ordenación actual.

10,2-3 Encabeza la lista de firmantes el gobernador. El Azarías es probablemente otra pronunciación de Esdras, pues sería muy extraño que no estuviera el sacerdote reformador entre los firmantes. No figura el sumo sacerdote: seguramente se abstuvo porque había emparentado con extranjeros y no condividía la línea del gobernador (13,28).

10,24 Este Ananías podría ser el alcalde nombrado por Nehemías (7,2).

10,29 "Los extranjeros convertidos...": también se puede interpretar "los que se habían separado de los pueblos extranjeros...", según Esd 10,11. Entonces se trataría de judíos residentes entre extranjeros y contaminados con sus costumbres, que rompieron con esa vida y adoptaron exclusivamente la Ley judía. Quizá la frontera entre las dos categorías no fuera muy precisa.

10,30-32 La alianza contiene una primera estipulación genérica, como ley fundamental, que engloba todos los preceptos - en la tradición del Dt era la entrega exclusiva al Señor-. La formulación presente incluye obviamente ese primer mandamiento del decálogo, sin darle el relieve original.

Después se especifican algunas leyes que en el momento presente exigen atención particular. Son: la Ley de la segregación en asuntos matrimoniales (como lo hemos visto en Esd 9, con la misma interpretación estrecha); la Ley del sábado como signo de la alianza; la Ley del jubileo o remisión periódica de deudas, en orden a la justicia social. Son leyes "sacras" con contenido "civil".

10,31 Dt 7,1-4.    

10,32 Ex 20,8-11; Dt 15.

10,33-40 Con otra terminología y con otro estilo, se añaden preceptos cúlticos, que se resumen en tributos "para culto y clero": primicias, diezmos y otras ofertas. Están en la línea de Lv 27,30-33; Nm 18; Ez 44,30;

10,33 El tributo al templo siguió en vigor mientras duró el templo, y se cobró en toda la diáspora judía mientras las autoridades locales lo permitían. Según Esd 6,8, el emperador Darío proveía a los gastos del culto.

10,35 En ninguna parte del AT encontramos una Ley sobre el tributo de leña. Sobre "leñadores y aguadores" tenemos las noticias de Jos 9 (los gabaonitas) y 2 Cr 2,9 (emigrantes en territorio israelita); pero parece tratarse de otra función.

10,36-37 Esta ley sí es tradicional: Ex 13; Nm 3,12-13.40-51; 8,17; 18,15-19.

10,38 "Lo mejor" o las primicias.

NEHEMÍAS. CAPÍTULO IX

 Ceremonia de expiación (Lv 16)

91El día veinticuatro de este mismo mes se reunieron los israelitas para ayunar, cubiertos de saco y polvo. 2La raza de Israel se separó de todos los extranjeros, y puestos en pie confesaron sus pecados y las culpas de sus padres. 3Permanecieron en sus puestos una cuarta parte del día, mientras se leía el libro de la Ley del Señor, su Dios, y otra cuarta parte la pasaron confesando y rindiendo homenaje al Señor, su Dios.

4Josué, Baní, Cadmiel, Sebanías, Buní, Serebías, Baní y Quemaní subieron a la tribuna de los levitas e invocaron en alta voz al Señor, su Dios. 5Y los levitas Josué, Cadmiel, baní, Jasabnías, Serebías, Hodiyas, Sebanías y Petajías dijeron:

-Levantaos, bendecid al Señor, vuestro Dios, desde siempre y por siempre; bendecid su Nombre glorioso, que supera toda bendición y alabanza.

6Y Esdras rezó:

<<Tú, Señor, eres el único Dios. 

Tú hiciste los cielos,

lo más alto de los cielos

y todos sus ejércitos;

la tierra y cuantos la habitan,

los mares y cuanto contienen.

A todos les das vida,

y los ejércitos celestes

te rinden homenaje.

7Tú, Señor, eres el Dios

que elegiste a Abrán,

lo sacaste de Ur de los caldeosç

y le pusiste por nombre

Abrahán.

8Viste que su corazón te era fiel

e hiciste con él un pacto

para darle la tierra

de los cananeos,

hititas, amorreos, fereceos,

jebuseos y guirgaseos,

a él y a su descendencia.

Y cumpliste la palabra

porque eres leal.

9Viste luego la aflicción

de nuestros pares en Egipto,

escuchaste sus clamores

junto al Mar Rojo.

10Realizaste signos y prodigios

contra el Faraón,

contra sus ministros

y toda la gente del país

-pues sabías que eran altivos con ellos-

y te creaste una fama

que perdura hasta hoy.

11Hendiste ante ellos el mar,

y cruzaron el mar a pie enjuto.

Arrojaste al abismo

a sus perseguidores,

como una piedra

en aguas turbulentas.

12Con columna de nube

los guiaste de día,

con columna de fuego de noche,

para iluminarles el camino

que debían recorrer.

13Bajaste al monte Sinaí,

hablaste con ellos desde el cielo.

Les diste normas justas,

leyes válidas,

mandatos y preceptos excelentes.

14Les diste a conocer

tu santo sábado,

les diste preceptos,

mandatos y leyes

por medio de tu siervo Moisés.

15Les enviaste pan desde el cielo

cuando tenían hambre,

hiciste brotar agua de la roa

cuando tenían sed.

Y les ordenaste t

tomar posesión de la tierra que,

mano en alto,

habías jurado darles.

16Pero ellos, nuestros padres,

se mostraron altivos;

poniéndose tercos

desoyeron tus mandatos.

17No quisieron oír

ni recordar los prodigios

que hiciste en su favor.

Tercamente se empeñaron

en volver

a la esclavitud de Egipto.

Pero tú, Dios del perdón,

clemente y compasivo,

paciente y misericordioso,

no los abandonaste,

18ni siquiera cuando hicieron

un becerro fundido

y proclamaron: "Este es tu dios,

que te sacó de Egipto",

cometiendo una ofensa terrible.

19Pero tú, por tu gran compasión,

no los abandonaste

en el desierto.

No se alejó de ellos

la columna de nube

que los guiaba

por el camino de día,

ni la columna de fuego

que de noche les iluminaba

el camino que debían recorrer.

20Les diste tu buen espíritu

para instruirlos,

no les quitaste

de la boca tu maná,

les diste agua

en los momentos de sed.

21Cuarenta años

los sustentaste en el desierto

y nada les faltó;

ni sus vestidos se gastaron

ni se hincharon sus pies.

22Les entregaste 

reinos y pueblos,

repartiste a cada uno su región.

Se apoderaron del país de Sijón,

rey de Jesbón,

de la tierra de Og, rey de Basán.

23Multiplicaste sus hijos

como las estrellas del cielo,

los introdujiste en la tierra

que habías prometido

a sus padres en posesión.

24Entraron los hijos

para ocuparla

y derrotaste ante ellos

a sus habitantes, los cananeos.

Los pusiste en sus manos,

igual que a los reyes

y a los pueblos del país,

para que dispusieran de ellos

a placer.

25Conquistaron fortalezas

y una tierra fértil;

poseyeron casas

rebosantes de riquezas,

pozos excavados,

viñas y olivares,

y abundantes árboles frutales;

comieron hasta hartarse

y engordaron

y disfrutaron

de tus dones generosos.

26Pero, indóciles,

se rebelaron contra ti,

se echaron tu Ley a las espaldas

y asesinaron a tus profetas,

que los amonestaban

a volver a ti,

cometiendo gravísimas ofensas.

27Los entregaste

en manos de sus enemigos,

que los oprimieron.

Pero en su angustia

clamaron a ti,

y tú los escuchaste

desde el cielo;

y por tu gran compasión

les enviaste salvadores

que los salvaron

de sus enemigos.

28Pero al sentirse tranquilos

hacían otra vez lo que repruebas;

los abandonabas

en manos de sus enemigos,

que los oprimían:

clamaban de nuevo a ti,

y tú los escuchabas

desde el cielo,

librándolos muchas veces

por tu gran compasión.

29Los amonestaste

para reducirlos a tu Ley,

pero ellos, altivos,

no obedecieron tus preceptos

y pecaron contra tus normas,

que dan la vida

al hombre si las cumple.

Volvieron la espalda

con rebeldía;

tercamente,

no quisieron escuchar.

30Fuiste paciente con ellos

durante muchos años,

tu espíritu los amonestó

por tus profetas,

pero no prestaron atención

y  los entregaste

en manos de pueblos paganos.

31Mas por tu gran compasión

no los aniquilaste

ni abandonaste,

porque eres un Dios

clemente y compasivo.

32Ahora, Dios nuestro,

Dios grande, valiente y terrible,

fiel a la alianza y leal,

no menosprecies las aflicciones

que les han sobrevenido

a nuestros reyes,

a nuestros príncipes,

sacerdotes y profetas,

a nuestros padres

y a todo su pueblo

desde el tiempo

de los reyes asirios hasta hoy.

33Eres inocente

en todo lo que nos ha ocurrido,

porque tú obraste con lealtad,

y nosotros somos culpables.

34Ciertamente, nuestros reyes,

príncipes, sacerdotes y padres

no cumplieron tu Ley

ni prestaron atención 

a los preceptos y avisos

con que los amonestabas.

35Durante su reinado,

a pesar de los grandes bienes

que les concediste

y de la tierra espaciosa y fértil

que les entregaste,

no te sirvieron ni se convirtieron

de sus malas acciones.

36Por eso estamos ahora

esclavizados,

esclavos en la tierra

que diste a nuestros padres

para que comiesen

sus frutos excelentes.

37Y sus abundantes productos

son para los reyes

a los que nos sometiste

por nuestros pecados,

y que ejercen su dominio

a su arbitrio

sobre nuestras personas

y ganados.

Somos unos desgraciados>>.

Explicación.

9 La fecha no corresponde al día de la expiación, que se celebraba el diez del mes séptimo (mediados de septiembre o comienzos de octubre). Pero los ritos penitenciales bien podían ser parte de la ceremonia -aunque el Levítico se haya fijado exclusivamente en el rito sacrificial, mencionando el ayuno-. Si en la ceremonia se pronunciaba una confesión de pecados, ésta podía parecerse a la que aquí leemos. En la forma presente, como hemos visto a propósito de Esd 9, parece creación posexílica. Los elementos de la oración son sustancialmente los mismos, y se alarga la serie histórica. El pecado es la mala respuesta a una cadena de beneficios. La confesión es la respuesta a la lectura del libro de la Ley. Así vemos que dicha lectura puede asumir dos aspectos diversos.

9,2 "Se separó": es el mismo verbo que leíamos en Esd 6,21; 9,1; 10,11, y retornará en Neh 10,29; 13,3. Se trata de la segregación religiosa con todas las consecuencias que induzca la interpretación de los responsables.

9,3 La confesión se hace de pie y al final se hace la postración de homenaje.

9,5 En el salmo 106, que es penitencial, también se lee una alabanza al comienzo y una bendición al final.

9,6 La súplica de Esdras parece tener carácter conclusivo, recapitulando todo.

9,6-37 La oración se inspira en la historia de Israel y concretamente en pasajes de diversas tradiciones, incluso con citas verbales. Sería lento recorrer menudamente todas las dependencias; será más útil considerar cómo se construye la súplica.

Es central el tema de la tierra, que aparece en tres puntos y unifica dinámicamente las zonas intermedias. Después de la creación, al principio de la historia, Dios promete la tierra de Abrán. En un segundo momento la tierra ha de ser entregada: hacia tal hecho gravitan la salida de Egipto y el camino por el desierto, en el hecho se cumple la promesa. El tercer momento es el presente: los judíos viven en la tierra prometida y entregada, pero en calidad de vasallos; si no falla la promesa, su valor queda comprometido.

Para cumplir su promesa Dios ha tenido que superar obstáculos. Fuera los egipcios y cananeos, dentro la resistencia del pueblo; a pesar de esa resistencia del pueblo al favor de Dios, él cumple su promesa. En el desierto y en la tierra Dios envía a su pueblo su palabra en forma de Ley, "que da vida al que la cumple", y en forma de profecía, que exhorta a la conversión. Y a pesar de las dos palabras, el pueblo repite la rebeldía.

Así se oponen una fidelidad de Dios, a pesar de la resistencia, y una rebeldía del pueblo, a pesar de los favores. En el pleito, Dios tiene razón, es inocente, el pueblo no tiene razón, es culpable. Sólo cabe la humilde confesión. Pero Dios, además de ser fiel y justo, es clemente y compasivo. Gracias a ello siente piedad cuando el pueblo sufre, aunque lo tenga merecido; y está dispuesto a perdonar cuando el pueblo se arrepiente. Así, el orante puede presentar el propio sufrimiento apelando a la compasión y el propio arrepentimiento apelando a la clemencia.

También se opone la deslealtad del pueblo a dos actitudes ejemplares: el homenaje celeste de los astros, la lealtad de Abrahán.

La construcción por contrastes se expresa o se articula varias veces por palabras repetidas: dar, escuchar, servir, pronombres correlativos.

9,6 La creación está vista en tres planos verticales; los astros son las criaturas animadas del cielo, los habitantes que sirven a Dios. En otros términos: sus "ejércitos".

9,8 Abrahán era fiel, se fiaba de Dios y era de fiar; por eso puedo recibir el pacto. Dios es justo cumpliendo su palabra, sus compromisos. Lo que sigue muestra cómo los cumple, acreditando su justicia o su honradez.

9,9 Ex 3.

9,10 Ex 6-11.

9,11 Ex 14-15.

9,12 Ex 16.

9,13 Véase Sal 19,8-10.

9,14 El sábado era el signo de la alianza sinaítica, como la circuncisión lo era de la alianza con Abrahán y el arco iris de la alianza con Noé. El sábado gana importancia después del destierro (véase, por ejemplo, Is 56).

9,15 Ex 16.

9,16 "Altivos": repiten la misma actitud reprobable de los egipcios (v.16).

9,17 Nm 14.

9,18 Ex 32.

9,20 El "buen espíritu" actuaba por medio de Moisés, como primero de los profetas (Is 63,10-11).

9,21 Dt 8.

9,22 Nm 21.

9,23 Jos 3-4

9,24 Jos 6; 8; 10.

9,25 Dt 8.

9,26-28 El ciclo de los Jueces: se repite la "ofensa" (v.18) y el clamor (9).

9,27 Jue 3; 6.

9,29-31 La etapa de los reyes. El destierro no está enunciado, el castigo suena lo mismo que el de la etapa precedente (27). En rigor, las expresiones se podrían usar antes del destierro.

9,32 Los títulos divinos definen al señor de la historia. En la enumeración, "los padres" parecen ser los jefes del clan. El "tiempo de los asirios" inaugura la era de las deportaciones en masa de población y la pérdida de la independencia política.

9,33 Este verso resume la situación bilateral de Dios con el pueblo en clave penitencial: inocente / culpable.

9,34 No se trata de descargar la propia responsabilidad echando la culpa de todo a las autoridades, sino de una confesión solidaria en la que todos son culpables. Las amonestaciones corresponden a la palabra profética, y así tenemos por cuarta vez Ley y profetas.

9,35 La misma bina toma ahora la forma de servir cumpliendo la Ley y convertirse siguiendo la palabra profética; como fórmula el v. 29. La profecía está en función de la esperanza y no en función de la esperanza mesiánica.

9,36-37 Estos versos expresan el reverso de la situación de vasallaje. Aunque aceptada por muchos, empezando por Nehemías, no se considera un ideal. Es la situación de Egipto o la defendida por Jeremías respecto a Nabucodonosor (Jr 27,1-11); tiene carácter provisorio, los judíos pueden resignarse a ella, pero no amarla o mirarla con indiferencia. En la palabra última suena la desgracia, el aprieto, el peligro.

NEHEMÍAS. CAPÍTULO VIII

 Lectura de la Ley

81Entonces todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que se abre ante la Puerta el Agua, y pidió a Esdras, el letrado, que trajera el libro de la Ley de Moisés, que Dios había dado a Israel. 2El sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. 3Era a mediados de septiembre. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley.

4Esdras, el letrado, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. A su derecha se encontraban Matitías, Sema, Anayas, Urías, Jelcías y Maseyas; a su izquierda, Dedayas, Misael, Malquías, Jasún, Jasbadana, Zacarías y Mesulán. 5Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo -pues se hallaba en un puesto elevado-, y cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. 6Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: <<Amén, amén>>. Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.

7Los levitas Josué, Baní, Serebías, Yamín, Acub, Sabtay, Hodivías, Maseyas, Quelitá, Azarías, Yozabad, Janán y Felayas explicaron la Ley al pueblo, que se mantenía en sus puestos. 8Leían el libro de la Ley de Dios traduciéndolo y explicándolo para que se entendiese la lectura. 9El gobernador Nehemías, el sacerdote y letrado Esdras y los levitas que instruían al pueblo, viendo que la gente lloraba al escuchar la lectura de la Ley, le dijeron:

-Hoy es un día consagrado al Señor, vuestro Dios. No estéis tristes ni lloréis.

10Después añadió:

-Id a casa, comed buenas tajadas, bebed vinos generosos y enviad porciones a los que no tienen nada, porque hoy es día consagrado a nuestro Dios. No ayunéis, que al Señor le gusta que estéis fuertes.

11Los levitas acallaban al pueblo, diciendo:

-Silencio, que es un día santo; no estéis tristes.

12El pueblo se fue, comió, bebió, envió porciones y organizó una gran fiesta, porque había comprendido lo que le habían explicado.

La fiesta de las Chozas (Lv 23,33-43; Dt 16,13-15)

13Al día siguiente, los cabezas de familia de todo el pueblo, los sacerdotes y los levitas se reunieron con el letrado Esdras para estudiar el libro de la Ley. 14En la Ley que había mandado el Señor por medio de Moisés encontraron escrito: <<Los israelitas habitarán en chozas durante la fiesta del mes de octubre>>.

15Entonces pregonaron en todos sus pueblos y en Jerusalén:

-Id al monte y traed ramas de olivo, pino, mirto, palmera y de otros árboles frondosos para construir las chozas, como está mandado.

16La gente fue, las trajo e hicieron las chozas; unos en la azotea, otros en sus patios, en los patios del templo, en la plaza de la Puerta del Agua y en la plaza de la Puerta de Efraín. 17Toda la asamblea que había vuelto del destierro hizo chozas, habitaron en ellas -cosa que no hacían los israelitas desde tiempos de Josué, hijo de Nun- y hubo una gran fiesta. 18Todos los días, del primero al último, leyó Esdras el libro de la Ley de Dios. La fiesta duró siete días, y el octavo tuvo lugar una asamblea solemne, como está mandado.

Explicación.

8-10 Sigue una serie de ceremonias y fiestas litúrgicas que se celebran apenas terminado el verano y las faenas del campo: lectura pública de la Ley, fiesta de las Chozas, liturgia penitencial, alianza con Dios. A lo largo de las tres primeras se lee el libro de la Ley, en la alianza final culmina la celebración.

El calendario oficial recogido en el Levítico no nos aclara la relación de las diversas ceremonias aquí descritas: señala fiesta el primero del mes séptimo (mediados de septiembre); el día diez pone la fiesta de la Expiación; del día quince al veintiuno, la semana de las Chozas (Lv 23; Nm 29); según Dt 31,9-13, la lectura de la Ley se repetirá cada siete años en la fiesta de las Chozas.

8,1 Da la impresión de que la ceremonia se celebra por iniciativa popular y en sitio profano; mientras que las ceremonias litúrgicas eran convocadas por los sacerdotes. Actúa Esdras, no el sumo sacerdote Eliasib o Yoyadá: quizá porque éste no era partidario o entusiasta de la reforma. Junto a Esdras encontraremos a Nehemías, en buen acuerdo del poder civil con un representante del religioso, en sucesión aproximada de Zorobabel y Josué (sucesor de David y sumo sacerdote). Algunos piensan que la presencia de Nehemías en el v.9 se debe a la adición de un glosador. El libro leído podría ser el Deuteronomio de Josías, quizá ampliado (2 Re 22), o un Pentateuco relativamente completado: es decir, narración, Ley y parénesis, que ofrecía lectura para bastantes días.

8,2 Dt 31,12 menciona "hombres, mujeres, niños y emigrantes". Y una adición del v.13 incluye también a los niños antes del uso de razón.

8,3 Dt 31,9-13.

8,4 Incluido Esdras, aparecen catorce personas en la tribuna.

8,5 El rito indica que se va a escuchar la lectura como Ley o instrucción del Señor.

8,8 Es dudoso y discutido el sentido de la palabra hebrea mprs. Si le damos el sentido de "traducir", indicaría que el pueblo ya no entendía el hebreo y necesitaba una traducción aramea. Si traducimos "a trozos", indicaría que Esdras leía desde su púlpito una sección o perícopa y los levitas la repetían en grupos a su alcance, y la comentaban.

8,9 El llanto del pueblo podía deberse a las amenazas y reproches que escuchaban (como en Jue 2,4). Era un gesto de compunción anticipada, que se debía reservar para la liturgia penitencial.

8,10 La última frase se podría traducir: "el gozo (= la fiesta) del Señor será vuestra fuerza". El gozo ha de ser compartido por todos, como enseña Dt 26,11 y 16,11.

8,13-14 La cosa se cuenta como si la fiesta hubiera caído en desuso y la lectura atenta de la ley hubiera impulsado a restaurarla. La legislación de Dt 16,15 no habla de habitar en chozas o sombrajos; es cosa que añade Lv 23,39-43 a las disposiciones genéricas de Lv 23,33-36, después de los versos conclusivos 37-38. Puede ser que la fiesta se celebrase, pero no con el rito de vivir al aire libre durante una semana. (Tampoco se habla del rito en Esd 3,4-5).

8,17 En rigor, aquellos judíos no habían vuelto del destierro, sino que habían nacido en Judá. Pero como los israelitas antes del destierro eran "los salidos de Egipto", así los judíos son ahora "los repatriados".

El destierro marca un nuevo comienzo de salvación, que es conmemorado en la fiesta de la peregrinación. Esto apoya la mención de Josué aquí, aunque en ninguna parte se lea que Josué hubiera celebrado tal fiesta (celebra la Pascua nada más entrar en la tierra prometida Jos 5).

También puede tener sentido hiperbólico, al estilo de 2 Cr 30,26 (desde el tiempo de Salomón) y 35,18 (desde el tiempo de Samuel).

ÍNDICE DE NEHEMÍAS.

  NEHEMÍAS. CAPÍTULO I NEHEMÍAS. CAPÍTULO II NEHEMÍAS. CAPÍTULO III NEHEMÍAS. CAPÍTULO IV NEHEMÍAS. CAPÍTULO V NEHEMÍAS. CAPÍTULO VI NEHEMÍA...