domingo, 6 de diciembre de 2020

NEHEMÍAS. CAPÍTULO I

 11Autobiografía de Nehemías, hijo de Jacalías:

El mes de diciembre del año veinte me encontraba yo en la ciudadela de Susa 2cuando llegó mi hermano Jananí con unos hombres de Judá. Les pregunté por los judíos que se habían librado del destierro y por Jerusalén. 3Me respondieron:

-Los que se libraron del destierro están en la provincia pasando grandes privaciones y humillaciones. La muralla de Jerusalén está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego.

4Al oír estas noticias lloré e hice duelo durante unos días, ayunando y orando al Dios del cielo 5con estas palabras:

-Señor, Dios del cielo, Dios grande y terrible, fiel a la alianza y misericordioso con los que te aman y guardan tus preceptos: 6ten los ojos abiertos y los oídos atentos a la oración de tu siervo, la oración que día y noche te dirijo por tus siervos, los israelitas, confesando los pecados que los israelitas hemos cometido contra ti, tanto yo como la casa de mi padre. 7Nos hemos portado muy mal contigo, no hemos observado los preceptos, mandatos y decretos que ordenaste a tu siervo Moisés. 8Pero acuérdate de lo que dijiste a tu siervo Moisés: <<Si sois infieles os dispersaré entre los pueblos; 9pero si volvéis a mí y ponéis en práctica mis preceptos, aunque vuestros desterrados se encuentren en los confines del mundo, allá iré a reunirlos y los llevaré al lugar que elegí para morada de mi nombre>>. 10Son tus siervos y tu pueblo, los que rescataste con tu gran poder y fuerte mano. 11Señor, mantén tus oídos atentos a la oración de tu siervo y a la oración de tus siervos que están deseosos de respetarte. Haz que tu siervo acierte y logre conmover a ese hombre.

Yo era copero del rey.

Explicación.

El elogio de Nehemías que escribe el Eclesiástico (49,13) se resume en su tarea de reconstrucción de la muralla. Los seis primeros capítulos de sus memorias, más 12,27-43, se dedican al tema, y la posteridad juzgó dignas de eterna memoria estas páginas.

El AT, como otros documentos antiguos, distingue las ciudades abiertas y las amuralladas (Lv 25,29-31), también a efectos económicos. Hemos leído cómo impresionaron a los exploradores israelitas las ciudades amuralladas de los cananeos (Nm 13,28), y entre todas se hizo famosa la muralla de Jericó (Jos 6).

Jerusalén aseguró la independencia del enclave jebuseo hasta que la conquistó David (2 Sm 5) y la convirtió en capital de su reino. Una de las tareas del sucesor fue ampliar y reforzar la muralla (1 Re 3,1; 9,15). Joás de Israel desmanteló buena parte de ella (2 Re 14,13), los babilonios acabaron con ella (2 Re 25,10). No hacía falta arrasarla totalmente; para hacerla inservible bastaba practicar anchas brechas, derruir los torreones y baluartes, rebajar su altura; los lienzos y ruinas restantes, más que defender la ciudad, daban testimonio de su vulnerabilidad.

Las Lamentaciones lloraron también la muralla destruida (Lam 2,8); una adición de un salmo (51,20) reza por la reconstrucción; el profeta del destierro la promete (Is 49,16), Ezequiel o sus discípulos casi la describen (Ez 48,30.35). Cuando volvieron los desterrados, todos los esfuerzos los reclamó el templo. Tanto que Zacarías considera innecesaria la muralla de la ciudad: "Yo seré para ella muralla de fuego en torno" (Zac 2,9). La ciudad siguió sin muralla otros setenta años protegida civilmente por las autoridades persas. No sabemos si fueron los sucesos en el Imperio o si fue la idea de un hombre lo que hizo cambiar la situación. ¿Por qué Nehemías selecciona del mensaje de sus paisanos el detalle de la muralla?

Artajerjes heredó un imperio debilitado por las luchas con los griegos; después hubo de luchar contra Inaro, el egipcio rebelde y en seguida contra el sátrapa persa Megabizo. No sabemos si estos acontecimientos acarrearon desgracias particulares a los judíos de Palestina. El año 448, Artajerjes logra derrotar a Megabizo y firma una paz con los griegos; apenas tres años más tarde comienza la historia de Nehemías.

1,1-2 Susa era ya la capital ordinaria del Imperio (Dn 1,10). Este preguntar por los paisanos y por la ciudad refleja lo que significaba para los judíos dispersos la comunidad de Judá y su capital; aparte los lazos familiares.

1,3 Las "humillaciones" se deben interpretar como vejaciones por parte de pueblos vecinos: véase, por ejemplo, Sal 89,52. Jerusalén y su provincia carecen todavía de la dignidad merecida y prometida en Is 51,7 y 54,4; continúa en la situación descrita en Lam 3,30. Es como si todas las desgracias se concentraran en la situación de la muralla; así lo ve el autor.

1,4 La reacción de Nehemías tiene bastante de mosaica: como Moisés, abandona la corte para visitar a sus hermanos, se interesa y se solidariza con ellos, intercede a Dios por ellos. Su espiritualidad y el estilo de su plegaria parecen inspirados en los textos tradicionales (véanse, entre otros, Nm 11,2; Dt 9,20.26).

1,5-11 La oración es una confesión genérica de pecados con súplica de perdón (Esd 9; Neh 9). "Fiel a la alianza": 1 Re 8,23 = 2 Cr 6,14 (oración de Salomón), según Dt 7,9. "Los que te aman..." Ex 20,6; Dt 5,10.

1,6 "Ten los ojos...": 1 Re 8,29.52 = 2 Cr 6,20.40. El tema de la solidaridad, incluso histórica, en el pecado es común en estas confesiones.

1,7 "Nos hemos portado mal" es expresión propia del autor.

1,8-9 Véanse Lv 26,39-45; Dt 30,14; Miq 4,6; Sof 3,19.

1,10 Véanse Dt 9,26; 21,8; 1 Cor 17,21.

1,11 "Conmover": 1 Re 8,50; 2 Cr 30,9. Hemos visto cómo la plegaria de Nehemías apela sobre todo a la súplica de Salomón en la inauguración del templo.

El copero del rey tenía un cargo de confianza: le probaba todas las bebidas y asistía a la mesa. Recuérdese la historia de José (Gn 40). Nehemías es uno de los muchos judíos que llegan a ocupar cargos importantes y de confianza en cortes extranjeras; a ellos aluden las narraciones de Tobías, Ester y Daniel.

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ÍNDICE DE NEHEMÍAS.

  NEHEMÍAS. CAPÍTULO I NEHEMÍAS. CAPÍTULO II NEHEMÍAS. CAPÍTULO III NEHEMÍAS. CAPÍTULO IV NEHEMÍAS. CAPÍTULO V NEHEMÍAS. CAPÍTULO VI NEHEMÍA...