Problemas sociales (Jr 34)
51La gente sencilla, sobre todo las mujeres, empezaron a protestar enérgicamente contra sus hermanos judíos. 2Unos decían: <<Tenemos muchos hijos e hijas; que nos den trigo para comer y seguir con vida>> 3Otros: <<Pasamos tanta hambre, que tenemos que hipotecar nuestros campos, viñedos y casas para conseguir trigo>>. 4Y otros: <<Hemos tenido que pedir dinero prestado para pagar el impuesto real. 5Somos iguales que nuestros hermanos, nuestros hijos son como los suyos, y, sin embargo, debemos entregar como esclavos a nuestros hijos e hijas; a algunas de ellas incluso las han deshonrado, sin que podamos hacer nada, porque nuestros campos y viñas están en manos ajenas>>.
6Cuando me enteré de sus protestas y de lo que sucedía me indigné y, sin poder contenerme, me encaré con los nobles y las autoridades. 7Les dije:
-Os estáis portando con vuestros hermanos como usureros.
8Convoqué contra ellos una asamblea general, y les dije:
-Nosotros, en la medida de nuestras posibilidades, recataremos a nuestros hermanos judíos vendidos a los paganos. Y vosotros vendéis a vuestros hermanos para que luego nos los vendan a nosotros.
9Se quedaron cortados, sin respuesta, y yo seguí:
-No está bien lo que hacéis. Sólo respetando a nuestro Dios evitaréis el desprecio de nuestros enemigos, los paganos. 10También yo, mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y trigo. 11Olvidemos esa deuda. Devolvedles hoy mismo sus campos, viñas, olivares y casas, y perdonadles el dinero, el trigo, el vino y el aceite que les habéis prestado.
12Respondieron:
-Se lo devolveremos sin exigir nada. Haremos lo que dices.
13Luego me despojé de mi manto, diciendo:
-Así despoje Dios de su casa y de sus bienes al que no cumpla su palabra, y que se quede despojado y sin nada.
Toda la asamblea respondió:
-Amén.
Y alabó al Señor. El pueblo cumplió lo prometido.
14Dicho sea de paso, desde el día en que me nombraron gobernador de Judá, cargo que ocupé durante doce años, desde el veinte, hasta el treinta y dos del rey Artajerjes, ni yo ni mis hermanos comimos a expensas del cargo. 15Los gobernadores anteriores gravaban al pueblo, exigiéndole cada día cuatrocientos gramos de plata en concepto de pan y vino, y también sus servidores oprimían a la gente. 16Pero yo no obré así por respeto al Señor. Además, trabajé personalmente en la muralla, aunque yo no era terrateniente, y todos mis criados se pasaban el día en la obra. 17A mi mesa se sentaban cientos cincuenta nobles y consejeros, sin contar los que venían de los países vecinos. 18Cada día se aderezaba un toro, seis ovejas escogidas y aves; cada diez días encargaba vino de todas clases en abundancia. Y a pesar de esto nunca reclamé la manutención de gobernador, porque bastante agobiado estaba ya el pueblo.
19Dios mío, acuérdate para mi bien de todo lo que hice por esta gente.
Explicación
5 No parece que lo que aquí se cuenta sucediese precisamente en los dos meses en los que se reconstruía la muralla, pero es significativo que se cuente en este puesto. No es probable que la situación cuajase en tan breve espacio; a lo más, las condiciones del trabajo intenso pudieron agudizar el problema. Si esto fuera así, indicaría que algunos judíos más pudientes aprovecharon el momento para oprimir a sus paisanos.
Tratándose, en cambio, de sucesos que duraban desde hacía tiempo, es significativo que se cuenten aquí, como una de las dificultades internas para la reconstrucción de la muralla. En efecto, un profeta posexílico proclamó en nombre de Dios la necesidad de justicia social (Is 58.6.7.12). De poco serviría levantar un muro en torno a Jerusalén, para protegerla de los enemigos, si dentro de ella dominaba la explotación y la injusticia social. También Jeremías, en un momento crítico de la historia de Judá, había proclamado una manumisión de esclavos como condición para obtener la protección divina (Jr 34,8-22). Nehemías tenía antecedentes ilustres; la reconstrucción común de la muralla no podía convertirse en reconciliación superficial que distrajese de los problemas sociales internos.
Nehemías tenía además la legislación de Israel sobre la justicia social entre los miembros de la comunidad. Baste citar Lv 24,39-43, sobre la esclavitud, y Dt 15,1-11 sobre pobreza y préstamos. Según la tradición del Deuteronomio, Nehemías insiste en que se trata de "hermanos"; por ellos había salido él de la corte, como en otro tiempo Moisés, y ahora los encontraba profundamente divididos (Éx 2,11-14); menos mal que los culpables no rechazan su autoridad, antes escuchan sus amonestaciones.
5,1 Empieza el capítulo con el clásico grito de los oprimidos: Ex 3,7.9; 22,22; Is 5,7; Prov 21,13. Es un recurso legal, que se dirige a los hombres o a Dios y previene la venganza por cuenta propia.
5,2 Es como el clamor de la población de Egipto al visir José. Algunos corrigen una letra y leen: "Tenemos que dejar en prenda nuestros hijos e hijas".
5,3 Los viejos profetas habían denunciado la acumulación de capital y la creación de latifundios por esas hipotecas forzosas de los pobres; lo consideraban verdadera expropiación forzosa. Así crecía un proletariado dentro de Israel. Gn 47,13-14.
5,5 Se trata de una proclamación de "igualdad y fraternidad", en términos que proceden del Deuteronomio y con una referencia o coincidencia con Is 58,7:
- Is: No te cierres a tu propia carne.
- Neh: nuestra carne es como la de nuestras hermanos.
El verbo "entregar" lo usa Jeremías en el contexto de la manumisión de esclavos (Jr 34,11): el mismo verbo en pasiva, en sentido de ser violada, se lee en Est 7,8. Cambiando una letra, algunos leen la última palabra "en manos de los nobles".
5,6 Nehemías "escucha la reclamación" en calidad de administrador de la justicia: la ira indica la decisión de actuar y la línea de conducta.
5,7 No es un profeta ni un legislador, no habla como Jeremías o como Moisés, amenazando o mandando. La primera frase es como una denuncia privada, que justifica la convocación de una asamblea popular.
5,8 Véase Lv 25,35-43.47-55. Nehemías ha actuado como una especie de "redentor" a favor de los judíos esclavizados, con los medios legales de entonces. En cambio, los nobles se hacían prácticamente agentes de mercaderes extranjeros, traficando con la libertad de sus paisanos: es evidente que tal conducta contradice el esfuerzo de levantar una muralla defensiva.
5,9-11 Nehemías propone una especie de "jubileo" o remisión de deudas de los necesitados: en eso consistirá el "respetar a nuestro Dios": "Quien explota al pobre afrenta a su Hacedor" (Prov 14,31) y "Quien cierra los oídos al clamor del necesitado no será escuchado cuando grite" (Prov 21,13). También Jeremías oponía el afán de construir a la defensa del necesitado, en lo cual consiste "el conocer al Señor" (Jr 22,16).
5,12 El juramento se presta en presencia de los sacerdotes; por él la decisión pública queda consagrada. Es lo mismo que vimos en Esd 10,5.
5,13 El gesto recuerda el del profeta Ajías de Siló (1 Re 11,29ss). Equivale a una maldición, que Dios mismo se encargará de ejecutar, por eso todo el pueblo responde "amén", como en Dt 27,12-26. Parece que al final de la ceremonia se canta un himno, por el resultado favorable de la asamblea. "El pueblo", que al principio designaba a la "gente sencilla", al final designa a toda la comunidad.
El problema que se le presentaba al profeta Ageo era diverso: la gente tenía casas mientras el templo estaba en ruinas. Zacarías reprobaba algunas injusticias sociales (Zac 7,9-10) apelando a la hermandad.
5,14-18 El autor aprovecha la ocasión para justificar ante la posteridad su gestión administrativa. Podemos recordar el estatuto del rey que recitaba Samuel (1 Sm 8,11-18): sin llegar a tanto, era justo que quien servía al pueblo viviera del pueblo. Nehemías renuncia a sus derechos y da de lo suyo. La implicación es que los súbditos tendrían que pagar doble impuesto: para el emperador (5,4) y para el gobernador local. O sea, que éstos no recibían un sueldo directamente de la corte, sino que cobraban a los súbditos los tributos correspondientes. Nehemías no pretende acusar de abusos a los gobernadores, aunque lance una acusación contra sus burócratas. Nos preguntamos de dónde sacaba Nehemías tanto dinero para rescatar a los esclavos y sustentar a sus empleados. Muy rico tuvo que venir de la corte imperial para vivir doce años de tal manera.
El cuadro que traza de sí es apologético y nos trae a la memoria la descripción del salmo 112. Las líneas de la confesión de Nehemías son como un "alzar la frente con dignidad". El mismo salmo dice: "Se siente seguro, sin temor, y verá derrotados a sus enemigos", que es el dato complementario de su carrera.
5,19 La invocación se va a repetir en las memorias (13,14.31). Si el salmista pide a Dios para el rey "que se acuerde de todas tus ofrendas" (Sal 20,4), Nehemías apela a sus obras de misericordia.
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